PRESENTACIÓN
Tras el éxito obtenido en la primera edición del «Congreso de expertos docentes para un análisis crítico de la educación» celebrado en Valencia por la Asociación OCRE, Barcelona acogerá el próximo sábado 26 de noviembre la segunda edición de este congreso educativo, en esta ocasión dedicado a informar y concienciar sobre la urgente necesidad de reclamar una educación de calidad que contrarreste los efectos nocivos de una ciudadanía en vías de mercantilización.
Organizado por OCRE y la Fundación Episteme, el acto titulado “La necesidad social del conocimiento”, contará con la lección inaugural del exministro de Educación de Portugal (2011-2015) Nuno Crato, quien con su acertada política educativa elevó en 44 puntos el nivel de los alumnos portugueses en las pruebas PISA. Licenciado en Economía por la universidad Técnica de Lisboa, Crato es doctor en Matemáticas Aplicadas. Ha trabajado para el Instituto Superior de Economía, la Universidad de las Azores, el Stevens Institute of Technology y el New Jersey Institute of Technology. Desde el 2000 es profesor en el Instituto Superior de Economía y Gestión (ISEG). Fue también prorrector de la Universidad de Técnica de Lisboa. En 2008, el presidente Cavaco Silva lo nombró comendador de la Orden del Infante Don Enrique.
El congreso contará también con quince reconocidos expertos educativos organizados en torno a tres mesas de análisis: “Educación y Sociedad“, “Docencia y Sociedad” y “Propuestas”. El objetivo de este encuentro subraya la necesidad social de reivindicar el conocimiento como el entendimiento, la inteligencia y la razón natural que guía a cualquier ser humano en sus facetas individual y colectiva. La defensa del rigor académico y la exigencia de sus resultados son condiciones necesarias para lograr la igualdad, la capacidad de crítica y la libertad de pensamiento.
Este es pues un congreso reivindicativo abierto a la totalidad de la ciudadanía que poco a poco y progresivamente sufre las consecuencias de un sistema educativo irresponsable que recorta los beneficios del conocimiento, desprecia la necesaria comprensión realista del contexto y arrincona la herencia ilustrada que permitió un punto de partida igualitario. Esta pérdida de derechos condena al ser humano a su sometimiento más triste. Todos somos corresponsables.