28 de octubre de 2021 | Comunicado de prensa
Vistos los tres nuevos documentos anexos del Ministerio sobre la organización curricular del nuevo Bachillerato, lo primero que cabe resaltar es el brutal contraste entre las monumentales alforjas que se anuncian para el viaje, y el ínfimo equipaje con que se provee para recorrer el trayecto. Y puede que el mismo Ministerio sea plenamente consciente de ello porque, como el tío Paco, tras sus grandilocuentes manifiestos de intenciones, nos viene con las rebajas.
Se nos presenta un Bachillerato competencial -cada asignatura con sus debidas competencias específicas-, sin que se aporten ni especifiquen los contenidos de conocimiento que se requieren para su aprendizaje. Todo ello con un lenguaje trufado de jerga psicopedagógica huera, incluso con un uso abusivo de presuntos neologismos para darle más lustre, como «perfomativo», que se reitera hasta la saciedad en el caso de algunas materias.
Seguimos con el inefable «aprender a aprender», o con la competencia «emprendedora», materia que tanto criticaron de la LOMCE los mismos que ahora la postulan como una innovación de lo más progresista. Diríase que tampoco para este otro viaje hacían falta tales alforjas.
Como novedad, habrá cinco modalidades de Bachillerato en lugar de las tres que había hasta ahora. A los «clásicos» de «Ciencias y Tecnología» y «Ciencias Sociales y Humanidades», se añaden la duplicación de la que hasta ahora era la tercera modalidad, el «Artístico», que se desdobla en «Música y Artes Escénicas» y «Artes Plásticas, Imagen y Diseño». La gran «novedad» es la quinta modalidad, un Bachillerato «General» que, en palabras de la ministra, está para aquellos alumnos que no sepan qué hacer, salvo acaso, según añadió, Psicología o Turismo… Toda una declaración de intenciones.
Se podrá también obtener el título de Bachillerato con una asignatura suspendida. Y en la misma línea, se ofrecerá la posibilidad de cursarlo en tres años. También se permitirán las adaptaciones curriculares, siempre a la baja, quedando muy claro que conducirán igualmente a la obtención del título, aunque no se hayan alcanzado los objetivos generales de la etapa. La primarizada ESO se proyecta ahora sobre el Bachillerato.
En definitiva, más de lo mismo, pero peor. Mientras el Bachillerato no se alargue como mínimo un año más, seguirá siendo un buffet de comida rápida con pretensiones de restaurante de lujo; como mínimo para una gran mayoría del alumnado cuyas potencialidades se verán cercenadas por una aberrante aplicación de la igualación en la mediocridad.
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