Ayer, 20 de enero, tuvo lugar el webinar organizado por la Fundación Episteme, con el título «La LOMLOE y la calidad del sistema educativo». El acto contó con la presencia de Miguel Recio, vocal asesor del Gabinete del Secretario de Estado de Educación y Alberto Royo, profesor y escritor. Dos posturas discrepantes en torno a una ley que acaba de entrar en vigor.
La LOMLOE, también conocida como Ley Celaá, ha levantado desde el primer momento posturas enfrentadas. Se trata de la octava ley educativa desde la llegada de la Democracia española y su aprobación y entrada en vigor llega en medio de una crisis sanitaria que ha trastocado también las prácticas docentes y ha acelerado los medios telemáticos educativos. Pero, ¿cómo afecta la nueva ley a la calidad del sistema educativo?
Miguel Recio organizó su ponencia alrededor de los aspectos de la LOMLOE más relacionados con el despliegue de los nuevos programas de estudios, el reforzamiento de la equidad y la evitación del fracaso escolar, advirtiendo que se trata de una ley jurídicamente complicada desde el punto de visto técnico, como quiera que su redactado se incorpora al de la ley anterior, la LOMCE, sustituyendo, modificando, complementando o derogando sus artículos, según el caso.
En sus rasgos esenciales, según expuso Miguel Recio, “la LOMLOE es una ley pensada para modernizar el sistema educativo español”
En sus rasgos esenciales, según expuso el Sr. Recio, “la LOMLOE es una ley pensada para modernizar el sistema educativo español”, incidiendo en los siguientes aspectos:
• Mejorar la equidad como inherente al derecho fundamental en la educación.
• Hacer más efectivo el modelo de educación inclusiva.
• Recuperar el modelo curricular de enseñanzas mínimas, que la ley anterior había abandonado.
• Reforzar el principio de participación en el sistema educativo en los órganos colegiados de los diferentes sectores de la comunidad educativa -familias, profesores y alumnos- reactivando los consejos escolares de los centros, las atribuciones de los cuales la LOMCE había recortado.
• Incorporar el aprendizaje basado en competencias y el desarrollo de parte del currículum a iniciativa de los centros, así como por proyectos en vez de por materias o asignaturas.
• Devolver a la estructuración en ciclos de la educación Primaria y aumentar progresivamente las plazas públicas en la etapa de educación Infantil.
Entre las medidas destinadas a combatir el fracaso escolar, Miguel Recio destacó la recuperación de la titulación única para todo el alumnado en la etapa de educación obligatoria, eliminando los itinerarios conducentes a la no obtención del título de ESO, que la ley Wert había establecido por aquellos alumnos que cursaran la FP Básica.
Asimismo matizó que está previsto mantener esta FP Básica, pero que conducirá igualmente a la obtención del título de ESO. Igualmente, para combatir el alto índice de repetición de curso que hay en España, se establece un máximo de dos repeticiones a lo largo de toda la etapa educativa de escolarización obligatoria, y en ningún caso podrá ser el mismo curso.
Igualmente, afirmó que, de acuerdo con las previsiones del Ministerio, la plena aplicación de la LOMLOE se producirá en el curso 2022-2023, cuando ya hayan sido elaborados y desplegados los respectivos decretos de enseñanzas mínimas para cada etapa.
Recio afirmó que, de acuerdo con las previsiones del Ministerio, la plena aplicación de la LOMLOE se producirá durante el curso 2022-2023
Con todo esto, concluyó Recio, se pretende acercar el sistema educativo español a los estándares de la U.E., mejorar la calidad educativa y combatir el impacto que en educación ha tenido la agravación de la brecha social producida como efecto de la crisis económica del 2010. Igualmente, manifestó la voluntad del Ministerio de avanzar en la aplicación de la ley con el máximo diálogo con los diferentes agentes sociales y buscando en todo momento el consenso.
La ponencia de Alberto Royo, profesor y autor de libros sobre educación, tuvo un sentido y una significación muy diferentes desde un primer momento.
Según Royo, quien se manifestó abiertamente crítico con todas las leyes educativas que se han ido sucediendo desde la LOGSE (1990), de la cual no habrían sido sino secuelas, la LOMLOE olvida las funciones académicas, centrándose en aspectos meramente administrativos o burocráticos, y promoviendo pedagogías que, como el constructivismo, considera totalmente erróneas. “La LOMLOE no significará de ninguna forma una mejora del sistema educativo, sino un empeoramiento de la calidad educativa”, apostilló.
Alberto Royo manifestó que no ha sabido encontrar en la ley ninguna medida efectiva contra el fracaso escolar, que no sea la reducción progresiva de contenidos de conocimiento, es decir, la reducción de los currículums y el énfasis en la dispersión de los conocimientos disciplinares en proyectos y competencias que no tienen otro efecto que disimular y camuflar este fracaso escolar bajo el barniz de una falsa modernización supuestamente innovadora. Incidió también en la idea que no se tiene que ver la repetición de curso tan peyorativamente, como un fracaso definitivo, porque no lo es y porque del fracaso también se aprende. “El auténtico fracaso es precisamente esconderlo o no quererlo ver”.
Alberto Royo manifestó que no ha sabido encontrar en la ley ninguna medida efectiva contra el fracaso escolar, «que no sea la reducción progresiva de contenidos de conocimiento»
Respecto a la prohibición legal de repetir de curso más de dos veces a lo largo de toda la enseñanza obligatoria –Primaria y Secundaria-, Alberto Royo, afirmó que es una medida administrativa, no académica, y lo único que provocará será el empeoramiento del aprovechamiento del alumno al cual no se ha de dejar repetir, porque entonces, o bien cuando pase de curso no estará en condiciones de aprender unos contenidos que requería haber aprendido del curso anterior, o, también, si el alumno sabe que no repetirá más de una vez el mismo curso, y nunca más de dos veces, puede inhibirse fácilmente.
Porque, prosiguió Royo, otra característica de las leyes educativas, y muy particularmente de la LOMLOE, es el reiterado énfasis en la desresponsabilitzación del alumno, como consecuencia de la aplicación de teorías pedagógicas elaboradas por supuestos «expertos» que no han pisado nunca un aula de Secundaria. Una desresponsabilitzación que no contribuye precisamente al desarrollo del espíritu crítico.
Y nada de esto contribuirá a mitigar la brecha social, sino todo lo contrario. Porque si la escuela no enseña, los más perjudicados serán precisamente los sectores de las clases más desfavorecidas, que no se podrán permitir un colegio de pago o un profesor particular, quedando condenados a la marginalidad, precisamente como consecuencia de unas medidas que se proclaman creadas en su nombre. Alberto Royo definió todo esto como el resultado de una «estrategia de estupefaciente», destinada a dormir el personal. Es decir, “si no se enseña, no se aprende, pero si no se exige, tampoco se nota”. Un enfoque metodológico propio de las «modas pedagógicas» que solo elucubran en función de sí mismas, completamente alejadas del día a día de las aulas, según su criterio.
Si la LOMLOE recoge ideas cuyo germen está en la Ley Villar Palasí, ¿podemos decir que la Ley Celaá tiene una tatarabuela franquista?
De esto, entre otras cosas, hablo aquí:https://t.co/rdgguAy0WZ pic.twitter.com/ugv9QSAsGS
— Alberto Royo (@profesoratticus) January 21, 2021
La intervención de Alberto Royo concluyó señalando dos aspectos muy preocupantes que también incorpora la LOMLOE. En primer lugar, la posibilidad de separar de la docencia a aquellos profesores que no se ajusten a la metodología pedagógica oficial, mediante expediente, sin cuestiones disciplinarias ni de inhibición por el medio. Una novedad que abre la posibilidad de una caza de brujas entre los disidentes de la pedagogía oficial, y que atenta abiertamente contra la libertad de cátedra. Y que todavía acontece más preocupante si tenemos en cuenta la segunda «novedad»: los miembros del cuerpo de inspectores no tendrán que pasar, como hasta ahora, por unas oposiciones, sino que los podrán nombrar a criterio de las administraciones educativas; una medida que favorece el clientelismo y la fidelidad doctrinaria, a su parecer. Las dos medidas combinadas, “abren un futuro todavía más inquietante”.
A continuación se abrió el turno del debate, en el cual los dos ponentes tuvieron la oportunidad de debatir entre ellos, y de responder a las numerosas preguntas de los asistentes, centradas fundamentalmente en aclaraciones o ampliaciones de los diferentes aspectos de sus respectivas ponencias.