Los centros de enseñanza son la segunda fuente de contagios

¿Son las escuelas espacios seguros para la Covid-19 tal y como se ha afirmado tantas veces desde las diferentes autoridades educativas? ¿Se tendría que haber retrasado la vuelta a las aulas durante esta imparable sexta oleada de ómicron? ¿Se han mantenido las normas de ventilación, distancia de seguridad, ratios, mascarillas FFP2 en las aulas? ¿Estábamos preparados alumnos y profesores para hacer frente a una educación virtual en condiciones y con garantías de aprendizaje?

 

Fòrum Episteme ha querido analizar en su último seminario «La Educación en tiempos de Pandemia» diferentes aspectos de afectación de la covid-19 en los centros educativos catalanes. Bajo formato tertulia, el webinar ha contado con la participación de Teresa Cambra, inspectora de Educación, Josep Maria Gayolà, profesor de Matemáticas y Xavier Massó, catedrático de Enseñanzas Secundarias y escritor. El acto ha sido moderado por Eva Serra, directora ejecutiva de la Fundación Episteme.

 

Centros educativos como segundo factor de afectación de brotes

«Los datos del traçacovid a menudo no han sido coherentes, ni actualizados. El seguimiento ha sido un poco precario», asegura el profesor de Matemáticas y delegado del Sindicato de Profesores de Secundaria (aspepc·sps) Josep Maria Gayolà, quien ha realizado seguimiento de la incidencia y decurso de la pandemia en los centros educativos catalanes desde septiembre de 2020. Haciendo una comparativa con el curso pasado, que mostró a través de unas gráficas, se veía que la última semana de octubre de 2020 se produjo un pico que afectó aproximadamente a un 70% de centros de secundaria. «La incidencia en secundaria estuvo todo el curso muy por encima de primaria, prácticamente el doble», destacó el profesor.

Pero la incidencia realmente significativa se ha dado con la llegada de ómicron, sobre todo tras la vuelta de Navidad, donde la diferencia entre primaria y secundaria ha sido menos significativa, según mostró. El auténtico crecimiento exponencial se ha dado en los últimos diez días, llegando a más de 130.000 positivos, entre alumnos y personal docente. «Ha sido un tsunami realmente», destaca Gayolà. Esta sexta ola sitúa la incidencia educativa en un acumulado de más de 300.000 alumnos y de más de 45.000 docentes, PAS y PAE (figura 1).


Figura 1 presentada por el profesor Josep Maria Gayolà

Josep Maria Gayolà quiso hacer referencia a unos datos que han pasado prácticamente desapercibidos. La Agencia de Salud Pública de Cataluña (ASPCAT), a través de la Red de Vigilancia Epidemiológica (XVEC), califica los brotes según el ámbito de interacción en los cuales se ha producido (familiar, social, laboral… y educativo). Así, desde agosto de 2020 hasta finales de diciembre de 2021, los datos muestran que en el ámbito de la enseñanza la incidencia «en periodo lectivo ha tenido un papel absolutamente determinante, muchas veces como segundo factor de afectación de brotes (después del ámbito familiar)», subrayó el profesor destacando la fuente de la Agencia (figura 2). Si los datos se analizan en los últimos días, prácticamente la mitad de brotes se han dado en el ámbito de la enseñanza, según mostró.

Figura 2 presentada por el profesor Josep Maria Gayolà / Fuente: Red de Vigilancia Epidemiológica (XVEC)

 

Negación de los datos por parte de la administración educativa 

Para Xavier Massó, catedrático de instituto y secretario general del Sindicato de Profesores de Secundaria (aspepc·sps) estos datos confirman lo que se esperaba. «Desde el primer momento desde el sindicato siempre hemos dicho que esto de las «escuelas seguras» era un lema, un mantra, esto que hoy en día se llama posverdad. Está claro que había contagios«. Massó explicó que, con la llegada de ómicron se ha vuelto más patente el hecho de los brotes en la enseñanza, pero considera «absurdo haberlo negado en su momento». Una negación que -asegura- todavía se produce: «dicho por un alto cargo hace dos días»-puntualizó-, a pesar de la evidencia de los datos. «Ha sido una síntesis entre la incompetencia y una cierta ideologización de cara al escaparate. Se tenía que hacer ver que todo estaba controlado«, opinó.

En este sentido, el profesor Josep Maria Gayolà se refirió a una entrevista realizada por la SER al consejero Josep Bargalló, el 9 de septiembre de 2020 donde decía textualmente: «Tendremos las escuelas abiertas siempre, incluso cuando no haya actividad lectiva por cuarentena. La escuela será más segura que el resto de la ciudad«. Para Gayolà no hay duda de que esta afirmación respondía al hecho de «sostener esto a cualquier coste». Y recordó como, poco antes «se había tenido unas cuántas semanas a los profesores recazando espacios para los centros o adyacentes para bajar las ratios», un hecho que posteriormente, con la llegada del verano se desestimó.

 

Profesores como «escudos humanos» y alumnos en los patios

A la inspectora educativa y presidenta del proyecto INSPECTIO, Teresa Cambra, los datos mostrados por Josep Maria Gayolà le encajan con la realidad vivida en sus visitas a diferentes centros de enseñanza. Cambra quiso distinguir, sin embargo, entre la primera fase de la pandemia, marzo de 2020 con el confinamiento marcado por el estado de alarma para toda la población y, en consecuencia sin riesgo de contagio para nadie, y septiembre de 2020, cuando se produce el retorno a las aulas, ya con una normativa para los centros de enseñanza. «Donde decía «esta puerta tiene que estar abierta» (por motivos de ventilación), estaba cerrada «porque hacía frío», o veía profesores con la mascarilla por debajo de la nariz, alumnos pasando horas lectivas en el patío por carencia de cobertura de sustituciones o trabajos por proyectos sin distancia de seguridad -ejemplos que según la inspectora, se encuentran cada día en las aulas-. Las normas están, aun así la realidad es tozuda», matizó.

Cambra detalló aspectos hablados con los directores, como que tienen «dos tercios de la gente en casa o una profesora muerta«, subrayando que la Administración no puede poner a los profesores como «escudos humanos». «Esto no aparece en ningún sitio, pero está pasando», denunció. Xavier Massó cree que una buena opción hubiera sido atrasar un par de semanas la vuelta a las aulas durante la sexta ola, este enero, añadiendo la adopción de medidas tales como «distancias de seguridad, depuradoras de aire y clases híbridas (telemáticas y presenciales). Lo que está claro -dijo- es que no se ha hecho nada en este sentido».

«La sensación de desgaste, de impotencia, también de resignación» por parte del profesorado son algunos de los calificativos que el profesor de Matemáticas, Josep Maria Gayolà destacó refiriéndose al estado de ánimo del colectivo. «Los protocolos no se cumplen en exceso, especialmente la cuestión de la ventilación que hubiera contenido los contagios, no ha sido porque hace frío». Desde su sindicato se había reivindicado la opción de complementar los sistemas de ventilación natural con sistemas de ventilación mecánica y filtros de aire para ayudar a contener los contagios.

Refiriéndose también a la normativa que llegó en la primavera del 2020 destacó que las ratios tenían que ser de hasta 13 alumnos por aula en primaria y de hasta 15 en secundaria «Esto se dijo, tanto desde el gobierno de Madrid como desde el de Cataluña. Llegó el verano y entonces se dijo que no». Sobre este particular, Massó quiso destacar como secretario general de aspepc·sps, la reunión telemática de una mesa sectorial con sindicatos, celebrada al poco del inicio del estado de alarma y mantenida con el entonces consejero de Educación Josep Bargalló, quien propuso que se haría también un planteamiento híbrido, donde los alumnos alternarían su presencialidad en las aulas. «En verano se cambió todo. Nada de esto fue posible dado que la pedagogía dominante no vio con buenos ojos las medidas sanitarias con la idea «de ideologización» -dijo Massó-, de la escuela que quieren. Para Gayolà se trata de un tipo de «misión mesiánica que los centros tenían que estar abiertos. Los costes han sido elevados«, apostilló, coincidiendo con Massó sobre la negación del riesgo por parte de las administraciones.

Sobre esto, la inspectora Cambra quiso añadir también la importancia que en estas decisiones tuvieron los padres y madres como grupos de presión por un tema de conciliación familiar. «Yo he visto padres muy beligerantes», afirmó para añadir que nuestros horarios son demenciales (por largos), comparados con países de nuestro entorno europeo, como por ejemplo Alemania o Italia. Massó quiso puntualizar que «los sistemas educativos no se crearon para que los padres pudieran colocar a los críos. Su finalidad no es esta».

 

Escasa formación para la enseñanza online y brecha digital

«No ha habido suficiente formación sobre en qué escenarios la informática ayuda y no complica«, introdujo Teresa Cambra. Según la inspectora, antes de la pandemia estábamos en un proceso de formación. Sobre la mesa teníamos el Plan Digital del Departament d’Educació 2020-2023, objetivos de la UE hasta el 2030, objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas; por lo tanto, directrices y mucho dinero de la Unión Europea. Dónde están los rendimientos de cuentas?, preguntó. Y dibujó también un escenario desigual en cuanto a los centros. Algunos, con mecanismos bastante avanzados y otros con situaciones muy caóticas. «Aquí se vio la brecha digital de una forma salvaje. Se detectaron alumnos que no tenían electricidad en casa, familias también sin móvil«, comentó. Sobre el proceso de aprendizaje digital, Cambra enfatizó: «No es estar en contra de la herramienta, en estos momentos lo que está en el corazón de la situación es qué enseñamos. No se sabe muy bien cuáles son los contenidos».

Para Xavier Massó se trata de una reproducción de la enseñanza analógica. «Si a un alumno lo confinan durante dos meses y en casa tiene una biblioteca, quizás podrá hacer algo; si no la hay, entonces seguro que no». Y se refirió al Proyecto 1×1 («un alumno, un ordenador») de este modo: «Lo mejor era el nombre. Propio de la fascinación papanatas«. Por su parte, Josep Maria Gayolà destacó las opciones limitadas de la enseñanza digital, especialmente en edades de primaria y secundaria. «Ojalá esto suponga romper alguna fascinación que hay en algunos ámbitos decisorios de la enseñanza. Son una herramienta más», recordó. Asimismo, se refirió a situaciones absurdas vividas en centros donde la digitalización comportaba más problemas que no beneficios, además de referirse a algunas disfunciones creadas por las clases en línea. El profesor y matemático abogó por el modelo de clases híbridas.

Fòrum Episteme / Fundación Episteme

 

Efectos e interrogantes abiertos sobre la pandemia

Un tema colateral que también fue tratado fue la afectación que la pandemia ha tenido sobre la salud mental de los alumnos. Sobre esto, la inspectora Cambra señaló los intentos de suicidio que, en el caso de Secundaria se han podido dar; en concreto a 3º de la ESO, pero también en ciclos de grado medio e incluso primeros años universitarios. «En pandemia ha sido horroroso» -afirmó-. Niños que incluso se autolesionaban para calmarse y añadió que las secuelas de todo esto todavía están hoy en día. Cambra quiso también hacer una reflexión sobre los problemas de salud mental que sufren desde el profesorado: «Compañeros enfermos o que se mueren. El impacto es enorme«, sentenció.

¿Cómo se recordará la pandemia en tiempos educativos dentro de unos años? «Si creemos que la realidad es dialéctica, como yo pienso, esto se puede reconvertir. Pueden quedar resultados y aprendizajes positivos», dijo Massó, para añadir que quienes tengan la potestad de hacerlo seguramente, no lo harán. ¿Qué podemos hacer para revertir los efectos que nos dejará la pandemia? «Pies en el suelo, principio de realidad y evaluación, reconocer los errores y trabajar con indicadores de resultados de aprendizaje e indicadores de impacto y de contexto», expuso Teresa Cambra. ¿Cómo se puede prever el desenlace educativo postpandemia? El matemático Josep Maria Gayolà, definió una visión más bien pesimista sobre lo que puede salir tras la pandemia, haciendo crítica al sentido desvirtuado de la escuela como objetivo de estancia de los alumnos mientras los padres van a trabajar y no el lugar donde logran una formación sólida. «La inercia de los últimos tiempos conduce hacia aquí, una inercia consolidada durante esta pandemia, y la intención es la de profundizar en este planteamiento», concluyó.

 

Teresa Cambra

Inspectora de Educación

Licenciada en Filosofía y Letras, especialidad Filología Hispánica. Profesora catedrática de Instituto de Enseñanzas Secundarias de Lengua y Música hasta el año 1998. Inspectora de Educación desde 1999 hasta la actualidad, en diferentes Direcciones Territoriales de Cataluña, actualmente en Barcelona ciudad. Presidenta del proyecto INSPECTIO.

Josep Maria Gayolà

Profesor de Matemáticas

Licenciado en Ciencias Físicas. Profesor de Matemáticas de Instituto de Enseñanzas Secundarias donde ha ejercido de secretario y de jefe de estudios. Delegado en Girona del Sindicat de Professors de Secundària (aspepc·sps).

Xavier Massó

Catedrático de Enseñanza Secundaria

Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Licenciado en Antropología Social y Cultural. Profesor catedrático de Instituto de Enseñanzas Secundarias por la especialidad de Filosofía. Secretario general del Sindicat de Professors de Secundària (aspepc·sps). Autor del libro, El fin de la educación (Akal, 2021). Colaborador habitual en medios de comunicación. Presidente de la Fundación Episteme.

Acceder al webinar (en catalán)

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