Las 4C’s de la educación y el neuromarketing

En realidad, las 4 C’s educativas son la transposición de las 4 C’s del marketing, los cuatro elementos clave en el proceso de comercialización y venta de un producto: Consumidor, Comunicación, Conveniencia y Coste. A su vez, estas 4 C’s del marketing sustituyen a las 4 P’s que hasta hace poco prevalecían en el mundo de los negocios y que alguien las ha considerado caducas: Producto, Precio, Punto de venta y Promoción.

 

Josep Otón

Una conocida entidad bancaria catalana con sede en Valencia ha impulsado en los medios de comunicación una campaña sobre las 4 C’s de la educación: pensamiento Crítico, Creatividad, Colaboración y Comunicación. Se trata de una serie de habilidades -definidas por expertos en educación, académicos y líderes de opinión, principalmente de los Estados Unidos- que se consideran fundamentales para el proceso de enseñanza – aprendizaje realizado en las aulas.

Está claro que el mundo del mañana depende de la educación de hoy, como sentencia el eslogan de la campaña. Precisamente por eso hay que ir con mucho cuidado con los experimentos educativos que pueden dar al traste con los logros de una sociedad. O, peor aún, quizá en nombre de la innovación se pretenda realizar un ejercicio de ingeniería social al servicio de los intereses de algunos.

En realidad, las 4 C’s educativas son la transposición de las 4 C’s del marketing, los cuatro elementos clave en el proceso de comercialización y venta de un producto: Consumidor, Comunicación, Conveniencia y Coste. A su vez, estas 4 C’s del marketing sustituyen a las 4 P’s que hasta hace poco prevalecían en el mundo de los negocios y que alguien las ha considerado caducas: Producto, Precio, Punto de venta y Promoción.

Más conocidas entre nosotros son las 4 R’s del tratamiento de residuos:  Reducir, Reutilizar, Reciclar y Recuperar. Y en el ámbito del marketing, no podemos olvidar la popular versión hispánica de las 3 B’s: Bueno, Bonito y Barato.

Por supuesto, la coincidencia de las iniciales y el hecho de ceñirse a un número limitado de palabras es una regla mnemotécnica muy útil. Sirve para retener en la memoria los conceptos clave de un ámbito.

Es un recurso muy utilizado en el mundo anglosajón y, a veces, ocasiona algún problema al hacer la traducción a otras lenguas como el español. Esto ocurre con las 4 M’s del proceso de producción: hombre (Man), máquina (Machine), método (Method) y materiales (Materials). Más difícil resulta traducir las 4 D’s de la gestión del tiempo: hacer (Do), eliminar (Delete), aplazar (Defer) y delegar (Delegate). O las 4 L’s, un ejercicio retrospectivo que permite evaluar el trabajo de un equipo implicado en un proyecto: lo que amaron (Loved), odiaron (Loathed), aprendieron (Learned) y anhelaron (Longed for).

Ahora bien, resulta curioso que mientras se está relegando la memoria, “porque en Internet ya está todo”, en cambio, se recurra a esta técnica de neuromarketing para fijar en la mente del interlocutor un mensaje que configura una manera de entender la realidad.

Un buen amigo mío me comentaba con acierto la incongruencia de no figurar el Conocimiento entre las 4 C’s de educación. Parece un sinsentido. Podría haber sido la quinta C. Quizá se ha hecho adrede, como estrategia malintencionada para liquidar el conocimiento impartido en las aulas. O tal vez no nos tenemos que precipitar y atribuir a una maliciosa inteligencia lo que no es más que una torpeza. Como la versión original de las 4 C’s proviene del inglés (Critical thinking, Creativity, Collaboration, Communication) en esta lengua el Conocimiento (Knowledge) no empieza por C. No cuadra en este ardid lingüístico y lo que no cuadra en el esquema prefijado, se desecha.

Y, como estamos con la K, supongo que los diseñadores de esta campaña tienen suficientes conocimientos de Historia para saber que no se trata de una técnica innovadora. En la Alemania nazi se promovían las 3 K’s para las mujeres: Kinder (niños), Küche (cocina), Kirche (iglesia).

La realidad no se puede limitar a cuatro palabras porque se pueden convertir en una jaula conceptual. La educación debe abrir horizontes y la llave, como bien saben los que trabajan en el aula, son los conocimientos.

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Josep Oton es catedrático de Historia y secretario de la Fundación Episteme.

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