SEGUNDA MESA REDONDA DEL II CONGRESO DE EXPERTOS DOCENTES (3.ª parte)
Barcelona acogió el sábado 26 de noviembre el «II Congreso de expertos docentes», organizado por la Fundación Episteme y el Observatorio Crítico de la Realidad Educativa (OCRE), dedicado a «La necesidad social del conocimiento». Celebrado en la Residencia de Investigadores del CSIC, el acto reunió a más de 160 asistentes, en su mayoría profesores, que reclaman más racionalidad, más ciencia y más conocimientos como necesidad académica y social ante las evidentes carencias de los alumnos, reflejadas en los malos resultados obtenidos por nuestros estudiantes y recogidas en los sucesivos informes PISA.
Fundación Episteme
¿Son libres nuestras universidades o acatan los dictados de la banca y las agencias de evaluación en pro a un utilitarismo? ¿Se abandona el profesorado universitario a estas presiones del mercado? ¿Hay salida frente al cansancio que acompaña a la profesión docente y a la sociedad? ¿Por qué la universidad se ha impregnado de terminología empresarial abandonando su función de transmitir el saber? ¿Se encuentran alumnos y profesores desprovistos de su independencia civil frente a los chantajes del poder privado?
Con el título «Docencia y Sociedad», esta segunda mesa redonda abordó estas cuestiones bajo las intervenciones de Andreu Navarra, Ferran Gallego, María Elizalde, Jacob Guinot y Carlos Fernández Liria, bajo moderación de David Rabadà.
Andreu Navarra: «El mezquino es el que dirige, el que quiere brillar es expulsado del centro»
El historiador, escritor y profesor, Andreu Navarra comenzó con una cita de Carlos Fernández Liria, recogida en el libro La educación cancelada -del cual Navarra es asimismo su coordinador junto a David Rabadà-, que dice: «La gestión empresarial de la universidad comienza (…) con una cuantificación y un recuento, centrado ante todo en el número de publicaciones, predominantemente en inglés y en revistas internacionales de «alto impacto». Esta ha sido la trituradora que ha cambiado por completo la vida académica. Todo el mundo compite con todo el mundo para figurar en los rankings internacionales y en esa actividad se consume la mayor parte del tiempo del profesor». Navarra, quien centró su ponencia en el ámbito universitario, quiso partir de esta cita para explicar que existen agencias de valoración que, aunque camufladas como asesoramiento técnico, «destilan ideología». También, retomando a otro autor, el filósofo y psiquiatra alemán Karl Jaspers, llamado a construir de nuevo la universidad alemana tras la derrota del nazismo, ya alertaba en 1946 sobre cuáles podían ser los problemas de una universidad disfuncional: falta de libertad académica, fomento de la mediocridad directiva, simplificaciones rudas que suponen recortes y pérdida masiva de calidad, todo ello recogido en su libro La idea de la universidad, que Navarra fue citando como analogía de cuanto sucede en nuestras universidades hoy en día. «Una universidad que no es libre» -denunció-.
«El profesor es desvalorizado, el científico ya no vale nada, la verdad se desdibuja y lo que se hace es pura opinión, pura ideología de dominio»
Siguiendo con Jaspers, Navarra criticó la usurpación de la ciencia que se adopta en el actual modelo universitario. «Lo contrario del conocimiento científico es el opinar arbitrario» (Jaspers dixit) en su opinión, algo que está sucediendo con las tendencias pedagógicas actuales que, pretendidamente, intentan simular que hacen ciencia mientras que el objetivo real es ideológico. «El profesor es desvalorizado, el científico ya no vale nada, la verdad se desdibuja y lo que se hace es pura opinión, pura ideología de dominio«, destacó. Y siguiendo con citas de Jaspers, arguyó cómo tras la Segunda Guerra Mundial ya circulaban críticas contrarias a la clase magistral, a las lecciones o a la transmisión de conocimientos unidireccional (del docente al discente). Del mismo modo, y prosiguiendo con Jaspers, Navarra quiso subrayar las actuales líneas respecto a los nombramientos de los directores de los centros educativos que, subordinados a las consignas que reciben, impiden brillar al profesor con el fin de ocultar la mediocridad del superior. «Suena al ‘Decreto de Plantillas′‚ -puntualizó-. El mezquino es el que dirige, el que quiere brillar es expulsado del centro. Esto cae -dijo- en una disciplina burocrática y en un control de las plantillas que desmantela la docencia«, advirtió. Y refiriéndose al modelo del sistema neoliberal apostilló: «siempre estamos cogidos«.
Ferran Gallego: (Universidad) «He visto el brutal esfuerzo del profesorado por adaptarse a las exigencias del mercado»
El historiador, escritor y profesor, Ferran Gallego partió de su experiencia en dos niveles, como docente de Bachillerato, etapa que consideró relevante, tal y como profesaba Albert Soboul en Francia, quien aconsejaba obtener una cátedra de instituto antes de dar clases en la universidad; y su etapa como profesor universitario. «Esa visión de continuidad que exigía Soboul a sus alumnos es lo que permite a un profesor llegar ‘curtido′ a la universidad«, señaló. «(Antes) la enseñanza secundaria era otra cosa. Recuerdo hijos de trabajadores de la SEAT que llegaban a disponer exactamente de la misma calidad de enseñanza que en cualquier otro lugar y recuerdo que era posible otra situación». Así -opinó-, que el actual escenario se debe a «la incapacidad de luchar contra la degradación cultural de la sociedad«. Y se refirió al proyecto ilustrado en tanto que significaba una obligación para adquirir la condición auténtica de ciudadanía y no solo como un simple derecho. «Esto se acabó» -sentenció Gallego- para denunciar que se está atentando contra la autonomía del saber en la obligación de preservar un conocimiento y transmitirlo.
«No es que seamos nostálgicos es que nos encontramos ante un sistema educativo que, por primera vez, desde los proyectos de la ilustración busca, con la absoluta coartada infecta, colocar a la universidad al servicio de la sociedad y no de la verdad del saber»
Entrando en el ámbito universitario, el historiador quiso advertir sobre la falta de resistencia de su profesorado ante esa degradación. «Discutiendo planes de estudio he visto el brutal esfuerzo del profesorado por adaptarse a las exigencias del mercado. ¿Cómo adaptar, por ejemplo, el trienio liberal al mercado?», preguntaba el profesor. «No es que seamos nostálgicos es que nos encontramos ante un sistema educativo que, por primera vez, desde los proyectos de la ilustración busca, con la absoluta coartada infecta, colocar a la universidad al servicio de la sociedad y no de la verdad del saber«, entendiendo que se está al servicio de la sociedad solo después de haber pasado por la verdad del saber. A su juicio, esta situación plenamente consciente, es posible gracias a las complicidades habidas, tanto de la izquierda, que ha abandonado a las clases populares al negar una buena formación en la escuela pública, como a la universidad, que ha claudicado para estar al servicio de la demanda de los poderes económicos de la sociedad antes que del saber. Así, «Recibimos a un alumnado que no tiene conocimientos integrados«. Y aludiendo al Plan Bolonia, que disminuyó en un 20% la duración académica universitaria apuntó que el objetivo pasaría por que «el alumno obtenga unos conocimientos muy generales y muy superficiales, bajo programas imposibles y con docentes que en la universidad se moverán en dos sentidos: o la adaptación desesperada para tratar de buscar financiación o el ‘tirar la toalla’ y dedicar a la docencia la mínima parte de su esfuerzo». Para concluir, el profesor quiso advertir que «está a punto de cerrarse un círculo vicioso muy peligroso donde la personas que estudiaron EGB, BUP, COU y una licenciatura irán desapareciendo y la enseñanza será dada por aquellos que no han pasado por una buena formación humanística».
María Elizalde: «Estamos agotados, pero es que toda la sociedad está agotada»
La doctora en Filosofía, profesora de instituto y profesora de Teoría del Arte en la UOC María Elizalde, comenzó con Michel Foucault y su análisis sobre la anatomía del detalle, para partir del contexto del materialismo donde nos situamos y apuntando a posibles propuestas frente a un capitalismo que «pretende que pensemos que no hay salida ante esta situación«, reflexionó. Una salida que sí existe, a su parecer, y que pasa por «el agenciamiento cultural y el empoderamiento de todos nosotros. Y citando al crítico literario marxista Fredric Jameson: «Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo», Elizalde subrayó la potencia de esta imagen con relación a las relaciones de poder que se ejercen. «Un poder que circula en todas direcciones. Como agentes de esta sociedad, lo ejercemos y lo sufrimos». En base a ello destacó la lógica actual del neoliberalismo, «una lógica muy distinta a todo cuanto habíamos aprendido previamente», señaló. Y citó también a Marx, cuando decía que en la superficie es donde está la ideología. Y refiriéndose al ámbito educativo apuntó hacia los detalles que se encuentran «en la manera de impartir clase, en los gestos de la dirección y de los alumnos, en esa amenaza constante de las familias diciendo: vas a inspección si no apruebas a mi hijo… es donde se está construyendo una ideología en la educación«.
¿Dónde está el conocimiento? «Todo este valor que aportamos a nuestro trabajo está siendo menospreciado«
Elizalde quiso citar también a Nietzsche cuando advirtió que entrábamos en un nihilismo absoluto en el siglo XX. «Aquí está, aquí lo tenemos«, destacó. E hilando con más autores del materialismo histórico, se refirió a Walter Benjamin sobre el concepto de ‘inervación’, que dice que «las infraestructuras configuran nuestra identidad» y así lo relacionó con que todos los alumnos tienen ordenadores en el aula, con un supuesto concepto neutro de la innovación o de la tecnología en las aulas. «No, no es neutro todo esto -puntualizó-. Conforma la identidad de todos los sujetos participando de esta sociedad«. La profesora se hizo también eco del cansancio que acompaña a la profesión docente en estos tiempos. «Estamos agotados, pero es que toda la sociedad está agotada«, destacó. Una fórmula de trabajo que ha anulado el valor del propio trabajo. Y entrando en el colectivo docente, recordó que es una profesión que acumula casi todas las disciplinas pero que, sin embargo, apenas tiene traslación en el conocimiento compartido. ¿Dónde está el conocimiento?, cuestionaba. «Todo este valor que aportamos a nuestro trabajo está siendo menospreciado«. Como especialista en María Zambrano, Elizalde rememoraba la Institución Libre de Enseñanza. ¿Qué pasó con esa cantidad de energía y conocimiento? y destacó con ello la pérdida de memoria de nos acompaña. La profesora quiso concluir con la idea de que «existe alternativa«, una opción que pasa por distintos movimientos sociales que buscan la performatividad [capacidad del lenguaje para convertirse en acciones y transformar la realidad o el entorno], así como espacios alternativos para reuniones y vínculos entre docentes.
Jacob Guinot: «La educación ya no se interpreta como un derecho social sino como una elección individual»
El doctor en organización de empresas y profesor de la Universidad Jaume I de Valencia Jacob Guinot, comenzó por destacar que las tendencias empresariales han acabado recalando en el ámbito educativo. «Competencias, gestión de la calidad, inteligencia emocional, coaching, mindfulness, trabajo en equipo…, cuestiones todas que comenzaron en las empresas», destacó. Pero también quiso reflexionar sobre «En qué se han convertido hoy el profesor universitario: Gente que nos dedicamos a producir papers [artículos científicos], indexados en revistas de calidad». Y quiso referirse a un tercer aspecto: cómo te evalúa el alumno. «Al final el profesor está plegado a los intereses, a las preferencias o a los gustos que en un determinado momento pueda tener el alumno«, opinó. Por otro lado, Guinot comentó que «cada vez más las universidades están influenciadas por fundaciones bancarias, que son las que conceden cierto tipo de becas». Por todo ello apuntó al vínculo público-privado que se establece en el sector educativo. Se está dando «una intromisión en la universidad pública por parte de empresas privadas, con la consecuencia de cambios en los contenidos y en las metodologías».
Se está dando «una intromisión en la universidad pública por parte de empresas privadas, con la consecuencia de cambios en los contenidos y en las metodologías»
Con relación a la investigación docente, Guinot comentó que en la actualidad «solo puedes hacer proyectos de innovación docente. «Propuse investigar primero si una cosa funcionaba en el aula para poder aplicarla como mejora o como novedad, que hubiese una evidencia, pero me dijeron que no, que no había ni que mencionar las metodologías tradicionales, la instrucción directa», relató. En su opinión, más que proyectos se trata de ‘ocurrencias’ sin base científica que los amparen. Así, refiriéndose a las recomendaciones de Bolonia, hacer «metodologías activas«, señaló que es algo que acaba por cansar al alumno. Guinot coincide con Nuno Crato en que «el alumno pone más atención al escuchar al profesor que cuando está viendo un vídeo», aunque matizó que cada vez más los alumnos presentan menos capacidad de atención. Por otro lado, quiso destacar la competitividad que se da entre las propias universidades, expresadas a través de los rankings, que acaban sometiendo su función en base a los parámetros que más puntúan. «Estamos construyendo una universidad que tiene que adaptarse a la sociedad. Hay que hacer lo que el mercado manda«, una pérdida del sentido del conocimiento universitario. Para concluir, Guinot dijo que «la educación ya no se interpreta como un derecho social sino como una elección individual. Una especie de «sálvese quien pueda»«.
Carlos Fernández Liria: «La enseñanza concertada tiene que ser inmediatamente prohibida»
El profesor de Filosofía, ensayista y guionista español Carlos Fernández Liria, se refirió al embrollo educativo existente: «Es todo tan confuso que ni siquiera es posible ya explicar nada porque las palabras ya no significan lo que tienen que significar», introdujo. En su opinión, las facultades de educación son las responsables de ello tras décadas de reflexión infructuosa sobre la enseñanza. «Hay que recordar la esencia de lo que es una escuela y lo que es la enseñanza pública. Y así, recordó cómo la enseñanza pública significaba la columna vertebral de lo que tenía que ser «el proyecto público ilustrado de la modernidad«. El «concepto de ‘público’ en la cúspide de la soberanía social, a salvo del chantaje de los poderes privados», destacó. Así, la escuela entendida como la primera experiencia de ciudadanía que debía tener un ser humano, de «pertenencia al espacio público». Y apelando a los lemas de la Revolución Francesa (Libertad, igualdad, fraternidad) Fernández Liria, explicó cómo en ese espacio público se fueron conquistando derechos de independencia civil. «Eso debería haber arrojado dos brújulas fundamentales en la enseñanza» frente a dos amenazas. En primer lugar, la familia, en su derecho a elegir la formación de sus hijos; y, en consecuencia, a intervenir sobre su visión social. De manera que la escuela pública actuaría como una ventana al mundo, «una suerte de objetividad» frente al posible adoctrinamiento familiar. Y, en segundo lugar, las empresas, que fundamentalmente afectan al ámbito universitario. «El Plan Bolonia no fue más que un intento de poner a la universidad al servicio de la sociedad, de las grandes corporaciones económicas que podían chantajearla y la universidad se convirtiera en una especie de cajero automático para aspirar dinero público».
«Los profesores tienen que ser funcionarios», la única manera para que los profesores no se dejen chantajear por los poderes privados
Como necesidades educativas, Fernández Liria reclamó que «La enseñanza concertada tiene que ser inmediatamente prohibida, y denunció que se encuentra con mucho mayor poder que la pública, citando el caso como ejemplo de la Comunidad de Madrid. Y como segunda necesidad dijo que «Los profesores tienen que ser funcionarios«, la única manera -sostuvo- para que los profesores no se dejen chantajear por los poderes privados. «No está garantizado, pero por lo menos, hay alguna posibilidad. Por el mismo motivo que los jueces son funcionarios», argumentó. De esta forma defendió la posibilidad de una libertad de cátedra blindada al chantaje de los poderes privados.
SEGUNDA MESA REDONDA: «Docencia y Sociedad»
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PRIMERA MESA REDONDA: «Educación y Sociedad»
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Acceso al reportaje resumen de la Primera mesa redonda (2 texto)
MESA INAUGURAL: Clase magistral de Nuno Crato