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Elogio del gris

Imagen de Jorge Guillen en Pixabay

La educación que elogia el gris se plantea este tipo de preguntas: ¿qué hacer cuando el deber y las pasiones dan órdenes contradictorias o estas surgen de varios lados a la vez? ¿Cómo afrontar las consecuencias imprevisibles de nuestras decisiones y cómo lidiar con la incertidumbre, el azar y la contingencia de nuestras acciones? La visión utópica huye de ese rompecabezas ético e intelectual.

 

Yeray Rogel Seoane

Cualquiera que no sea lo suficientemente necio o indolente concluirá que las primeras décadas del siglo XXI han roto los espejismos ideológicos de paz, seguridad (igualdad) y prosperidad que el humanismo liberal, consolidado tras la implosión de la URSS y la debacle del comunismo internacional, había instaurado ingenuamente en Europa como dogma. La globalización aseguraba aparentemente esos bienes tangibles e intangibles ofreciendo además una nueva imagen del mundo noble y elegante: el alumbramiento de la sociedad del conocimiento y la era de la información. Grandes palabras que llenaban el vacío que había dejado el descrédito y caída de las viejas ideologías. A pesar de los desengaños y desencantos políticos del siglo compruebo que ninguna de las sociedades occidentales, especialmente las socialdemocracias, rechaza ni está dispuesta a renunciar al objetivo del desarrollo vinculado al conocimiento y en consecuencia todas aceptan, de buen grado o no, deseándolo o no, el papel central de la educación. ¿Pero ese papel teóricamente central del conocimiento y la educación en estos tiempos extraños lo es realmente en la práctica, lo tiene realmente por sí mismo? No parece algo prescindible ni inoportuno hablar de algún aspecto de la actual crisis de la educación y los riesgos que implica para poder responder a esta pregunta, a pesar de que tras la invasión rusa de Ucrania y las imprevisibles consecuencias de la guerra en el orden mundial hacen que cualquier otro problema social parezca insignificante.

Lo relevante de la crisis en educación secundaria, al menos en el contexto español, es la nueva visión ideológica que se tiene de ella. Los nuevos planes de estudio, currículos escolares y mandatos gubernamentales de la administración educativa realizados por burócratas y pedagogos exhiben una ideología subjetivista altamente voluntarista que rige y gobierna en la creencia adánica de la ausencia de obstáculos que impidan inventar el nuevo alumno desde cero, sin atender a las lecciones de la tradición ni a los condicionamientos de la naturaleza humana, a la manera fundacional y redentora con que el comunismo creó el hombre nuevo sin reconocer las limitaciones humanas. Olvidando que para esa creación abstracta sacrificaron el sentido de la realidad y la razón junto a la vida de esos seres humanos sustituidos por el ideal. Yo llamaría a esta ideología la visión utópica de la educación, sustentada en profundas raíces románticas cuyo núcleo doctrinal es el constructivismo y relativismo cultural. En la visión utópica tanto las limitaciones psicológicas como cognitivas y morales son artefactos que proceden de nuestras disposiciones sociales y no debemos permitir que estas limiten, dicten o impidan lo que es posible en un mundo mejor e imaginado. Algo tan conocido como que la realidad no frustre nuestros deseos. Asumiendo, en el fondo, que la inocencia del adolescente es la mejor versión del adulto posible.

Frente a la visión utópica, monista y holística de la educación quisiera proponer una visión gris mucho más plural y realista. Martin Gardner termina su delicioso libro Los porqués de un escriba filósofo, haciendo un elogio de lo gris. Recogiendo unas irónicas reflexiones del
encantador Chesterton insiste en que el gris es un color magnífico y su mayor grandeza estriba en que sobre un fondo gris todos los colores resultan inusitadamente bellos: un cielo azul puede matar la viveza de las flores azules, “en cambio en un día gris la espuela del caballero parece un pedazo de cielo caído”, escribe Chesterton. Y prosigue Gardner: “(el gris) tiene esa cualidad del color que los hombres llamamos incoloro; que sugiere de un modo u otro el promedio variado y turbulento de la existencia, especialmente en el sentido de contienda, de esperanza y promesa. El gris es un color que siempre parece estar a punto de cambiar para convertirse en otro; de hacerse más vivo y pasar a azul, de aclararse y pasar a blanco, o de estallar en verde y dorado. Así nos puede recordar siempre esa esperanza indefinida que encierra toda duda; y cuando el tiempo de nuestra montaña sea gris, o lo sean nuestros cabellos, acaso pueda seguir recordándonos la mañana”.

Creo que hay una verdad profunda en el elogio de los matices y sutilezas del gris que puede servir como metáfora explicativa de la moderación pedagógica al tiempo que implica unos límites y condiciones de flexibilidad y provisionalidad que no tienen el blanco o negro del utopismo educativo. Este último parte de la idea pedagógica de que el alumno y su mente es una especie de lienzo en blanco donde el medio, el entorno y el aprendizaje pueden dibujar a conveniencia y sin restricciones el sentido, los fines, las creencias e ideas, la capacidad y los deseos del nuevo alumno. Una visión gris, plural y realista que niegue el monismo de la visión utópica acepta el imprescindible papel de la experiencia en el aprendizaje pero asume que no es definitivo y que hay problemas educativos y sociales cuyas soluciones son esquivas, parciales, imperfectas, y que derivan de muchos puntos de vista o ideas en conflicto y no de una sola idea redentora que lo explique todo. La visión utópica siempre ve escándalos allí dónde hay problemas y dilemas, y líneas rectas dónde hay encrucijadas. Sus planes de estudio liquidan la capacidad de reconocer e incluso resolver conflictos de valores complejos y contradictorios, les dan a los alumnos ya definidos los valores e ideas (políticamente) correctas para cada situación difícil, tratan de destruir la moral ambigua y racional que les resulta incómoda y desagradable, precisamente porque en ese escepticismo no opone el Bien a la Bestia y no combate al dragón desde la inocencia, sino que consiste en tomar partido y comprometerse con el claroscuro, en una síntesis manqué entre un bien y la posibilidad de un mal absoluto, llena de insuficiencias y defectos, llena de grises oscilantes que siempre están a punto de cambiar hacia otro color.

La educación que elogia el gris se plantea este tipo de preguntas: ¿qué hacer cuando el deber y las pasiones dan órdenes contradictorias o estas surgen de varios lados a la vez? ¿Cómo afrontar las consecuencias imprevisibles de nuestras decisiones y cómo lidiar con la incertidumbre, el azar y la contingencia de nuestras acciones? La visión utópica huye de ese rompecabezas ético e intelectual ofreciendo a los alumnos una visión del mundo sin conflictos inevitables, deseos ilimitados, la perfectibilidad de la condición humana, y una realidad sin discontinuidades ni derrotas, segura y previsible. ¡Ah, si las cosas fueran tan sencillas como plantean! y el mal se purificara en las instituciones y los hombres como bestias se convirtieran en los ángeles dibujados en el lienzo en blanco tras su reeducación. La línea divisoria entre el bien y el mal pasa por la conciencia y el intelecto de cada ser humano y es desesperante encontrar los límites que sólo proporciona una educación gris y realista, alejada del dogmatismo utópico que cree poderlo corregir todo por mandato y declaración. Pero es comprensible la posición del utopismo porque ¿quién desea pensar en contra de sus propios intereses? ¿Quién reconoce la legítima contradicción o tensión entre ideales y valores diversos que anidan en el interior de un solo corazón? ¿Quién no desea educarse pensando que su mente y su vida son un lienzo en blanco donde los deseos ilimitados se pueden dibujar y el borrado es posible? Y finalmente, ¿quién desea destruir su propio corazón?

Para terminar habría que preguntarse si realmente el papel central que dicen los gobiernos que tiene la educación y el conocimiento es realmente un valor entendido como un fin en sí mismo o más bien es un medio para conseguir objetivos políticos y realizar causas ideológicas, sean estas de derechas o de izquierdas, progresistas o conservadores. Lamentablemente termino con el mismo escepticismo con el que empecé el artículo, solo que con más hambre.

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Yeray Rogel Seoane (Barcelona, 1993), es licenciado en Filosofía por la UB. Editor de los blogs La víbora celta y Crónicas del desengaño, dedicados al análisis y crítica cultural del mundo político y la sociedad mediática. Actualmente prepara un ensayo biográfico (recogiendo la vida y obra de Gregorio Morán y Santiago López Petit) sobre la memoria política y cultural de la Transición.

La educación como arma de acción política

Webinar en formato entrevista con Francisco López Rupérez, con motivo de su último libro La gobernanza de los sistemas educativos (Narcea), y posterior tertulia con José Antonio Martínez Sánchez y Xavier Massó Aguadé. Un análisis sobre estrategia educativa ante los actuales desafíos de la globalización y la sociedad digital.

 

Para acceder al webinar clica sobre la imagen:

 

• Francisco López Rupérez, autor de La gobernanza de los sistemas educativos (Narcea,2021). Director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela. Premio Nacional de Innovación e Investigación Educativa. En posesión de la Gran Cruz de la Orden civil de Alfonso X el Sabio.

• José Antonio Martínez Sánchez, licenciado en Matemáticas. Catedrático de Matemáticas. Presidente Honorario y fundador de ADIMAD. Presidente Honorario y fundador de FEDADi. Miembro titular del Consejo Escolar del Estado y de su Comisión Permanente. En posesión de la Encomienda de Alfonso X el Sabio.

• Xavier Massó Aguadé, licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Licenciado en Antropología Social y Cultural. Catedrático de Secundaria. Autor del libro El fin de la educación (Akal, 2021) Secretario Gral del sindicat de Professors de Secundària (aspepc.sps) y presidente de la Fundación Episteme.

 

Modera: Eva Serra, directora ejecutiva de la Fundación Episteme.

Fórum en formato seminario virtual “webinar” celebrado el jueves, 31 de marzo de 2022.

Aquello que no les damos

Imagen de Momentmal en Pixabay

«A ustedes, señoras, señores del sistema, se les llena la boca diciendo que les preocupa muchísimo la salud mental, la formación, el futuro de nuestros niños y de nuestros adolescentes; que nuestras escuelas son inclusivas; que todo va bien; y no se les ocurre otra idea mejor que implementar la LOMLOE (con el paso cambiado y con todo aquello que supone: cambios organizativos, material nuevo y, tal como estamos viendo, menos exigencia y más manga ancha para que se acabe de instalar la vagancia y la mediocridad)».

 

Mamen Gargallo Guil

Por favor, que alguien me diga que vale la pena esforzarme para no darlo todo por perdido, para seguir manteniendo la esperanza que mi trabajo, mi oficio, mi vocación y mi trabajo tienen sentido.

Que alguien me convenza que lo que hago en las aulas (muchas veces por obligación, no por convicción) es lo mejor que puedo ofrecer a mi alumnado.

Porque no sé si los señores y las señoras del sistema, del sistema educativo, son conscientes de lo que realmente está pasando en los centros educativos para tomar las decisiones que toman. No sé si han visitado las escuelas y los institutos de todo el territorio, han pisado las aulas, han recorrido los pasillos y han estado en las salas de profesores; no sé si han observado, si han preguntado, si han escuchado al alumnado, a las familias, a los docentes, a los psicólogos escolares, a los coordinadores, a los jefes de estudios, a los directores, en alguna reunión de departamento, en algún encuentro de tutores o en alguna sesión de evaluación. No lo sé.

Si lo hicieran, si lo hubieran hecho, se habrían dado cuenta, para empezar, que, ahora, los colegios han acontecido auténticas ollas a presión en las que los Equipos Directivos y los Equipos Docentes estamos haciendo verdaderos esfuerzos para mantener el buen ánimo y las ganas para seguir gestionando con eficacia el centro, y para seguir enseñando y acompañar al alumnado con ilusión y con pasión. Invertimos mucho de tiempo en burocracia (programaciones, circulares informativas, informes, planos, normativas, instrucciones…); en atender a las familias y en ofrecer nuestra mejor cara, ahora que estamos en tiempo de preinscripción –con el nulo apoyo que recibimos las escuelas concertadas por su parte-, viviendo con esta espada de Damocles hasta que las cifras de matriculación se hagan públicas y podamos respirar un año más o hayamos de tomar decisiones “difíciles y desagradables”.

Si lo hicieran, si hubieran paseado por las escuelas, habrían visto cómo los docentes, dejando en la puerta nuestra realidad personal, nos cargamos como podemos de energía y de optimismo para “dar clase” y, a la vez, velar por la salud mental del alumnado, atender sus necesidades emocionales y sus problemas personales, familiares, interpersonales, lingüísticos, cognitivos, físicos, que, muchas veces, exteriorizan con agresividad contra el profesorado, absentismo crónico, desmotivación, conductas autolesivas, aislamiento, trastornos alimentarios… Y hacemos manos y mangas para que se sientan tranquilos, seguros y confiados, para que rindan más, y piensen y crean que su paso por las aulas realmente merece la pena.

Si nos hubieran preguntado, les habríamos dicho que, muchas veces, nos sentimos sobrepasados para contener los tsunamis que protagonizan algunos alumnos, que, por varios motivos, se muestran indisciplinados, irreflexivos, gandules, violentos, y a intentar “salvarlos”. ¿Y cómo lo hacemos? Aceptando cualquier cosa que hagan o presenten, aprobándolos, dejándolos pasar de curso… ¿Y qué conseguimos con esto? Premiar y fomentar la permisividad, la vagancia, la mediocridad y aquella idea del todo vale. ¿Y mientras tanto? Mientras tanto, a veces, perdemos de vista aquellos/as que SÍ quieren aprender, que SÍ quieren estudiar, que SÍ quieren esforzarse, que SÍ piensan en su futuro. Y los mantenemos relegados en un segundo plano, no los cuidamos, no los premiamos… Y, en silencio, a veces aburridos, muchas veces desmotivados, a menudo sumidos en la indiferencia o víctimas de las burlas de los «populares» y de los “malotes”, van avanzando sin que seamos capaces de hacer aflorar todo su potencial y todos sus talentos; sin tener un nombre propio, un lugar propio en la escuela, como sí tienen los otros.

Y, mientras pasa todo esto, a ustedes, señoras, señores del sistema, se les llena la boca diciendo que les preocupa muchísimo la salud mental, la formación, el futuro de nuestros niños y de nuestros adolescentes; que nuestras escuelas son inclusivas; que todo va bien; y no se les ocurre otra idea mejor que implementar la LOMLOE (con el paso cambiado y con todo aquello que supone: cambios organizativos, material nuevo y, tal como estamos viendo, menos exigencia y más manga ancha para que se acabe de instalar la vagancia y la mediocridad).

Señoras y señores del sistema, no les estamos haciendo ningún favor cuando adornamos los conocimientos con técnicas de distracción y de entretenimiento sin insistir en la calidad, en el rigor y en la exigencia de las fuentes de información ni del trabajo bien hecho. ¿Por qué? Porque pedirles que se esfuercen es atentar contra su integridad moral, contra su felicidad o contra la libertad; porque explicar una lección ya no es moderno; porque corregir puede echar a perder al alumno; porque suspender es fuente de problemas con la familia, con la inspección y, a veces, con los propios compañeros.

No les estamos haciendo ningún favor si, esperando adaptación o resiliencia, no les enseñamos estas capacitaciones, porque somos nosotros los que nos adaptamos a su ritmo de aprendizaje, a sus fechas de entrega de trabajos, a sus gustos, a sus actividades extraescolares, a sus prioridades, a sus justificaciones de retraso, a su interpretación de las normas… Si no se conciencian ahora de la importancia de la puntualidad, del trabajo diario, del trabajo bien hecho, del respecto a las normas, cómo y cuándo se adaptarán al mundo que les espera, con exigencias, plazos, horarios, procesos de selección, oposiciones, clientes, informes, etc.; ¿cómo…, cuándo…? Amparados por el lícito pero -a mi parecer- mal entendido deseo que nuestros menores sean felices, es el sistema educativo el que, en vez de enseñarles, de animarles a seguir luchando, a ser perseverantes ante un objetivo difícil de conseguir a la primera, a levantarse después de haber caído, a ver el error como una oportunidad de aprender, disfrazan su realidad con una bajada de nivel insultante y engañosa, con unas valoraciones ambiguas y con un trato “infantiloide”.

Señoras y señores del sistema, promocionar a quienes no han logrado los mínimos, permitir que un/a adolescente empiece a forjar su futuro de este modo, es engañarlos de manera cruel y miserable; es decirles que, en el futuro, no saber o saber poco les abrirá las puertas, que todo será juego y entretenimiento; es asegurarles que no importa lo que hagan y cómo lo hagan, porque se saldrán; es garantizarles que podrán conseguir lo que quieran con esta manera de ser y de estar en la escuela y en la vida. Y obligarnos a los profesores a hacer esto es convertirnos en cómplices de este engaño, de este fraude (y yo no quiero serlo).

Insisto: aprobar a aquellos/as que no han logrado los mínimos es premiar la ignorancia, la necedad y la mediocridad; es burlarse de la llamada “cultura del esfuerzo”, es reírse de los que sí que han trabajado, de los que sí que se han esforzado; es despreciarlos, es decirles que no valoramos sus capacidades y que ninguneamos sus horas de estudio y de sacrificio. Porque no olviden que, detrás de un buen resultado, de un buen trabajo, hay atención, concentración, constancia, resiliencia, paciencia y trabajo, mucho trabajo. Y es así como rechazamos a nuestros talentos, a nuestros futuros líderes positivos.

Y así estamos, navegando en un mar de incertidumbre y de contradicciones, con chicos y chicas que obtienen el GESO e, incluso el título de Bachillerato, tal como indican los resultados de las PAP del año pasado, sin entender qué leen -ya sea un texto, una gráfica, una nómina, una factura, un prospecto…- o aquello que escuchan; sin saber expresarse, sin bagaje cultural, con la idea de que la sociedad y el mundo se adaptarán a ellos como ha pasado siempre.

Y, ojo, no estamos pidiendo reducir horas o aumentar sueldo. Lo que queremos es trabajar bien y con garantías. Del mismo modo que la salud mental de nuestro alumnado no se arregla con unos minutos de charla y consejos llenos de buenas intenciones, el fracaso escolar y el abandono escolar no se arreglan siendo más permisivos, sustituyendo la lúcida cultura del esfuerzo por una visión lúdica y hedonista de la vida.

Sin tapujos, señores y señoras del sistema, pongan al sistema de nuestro lado. ¿Cómo?

No diciéndonos que valoran y agradecen lo que estamos haciendo, sino ofreciéndonos más recursos humanos, más especialistas (psicólogos, psicopedagogos, terapeutas, profesionales de acogida, expertos en salud y hábitos alimentarios, etc.) para atender más y mejor a la gran diversidad de alumnos que tenemos en las aulas; ofreciendo más docentes para reducir ratio; equiparando, en todos los sentidos y en todos los ámbitos, la escuela concertada con la escuela pública.

No mareándonos con tantas leyes educativas. Con estos cambios, lo único que demuestran es que no les interesa en absoluto la educación ni el futuro de nuestros niños y adolescentes (y, por lo tanto, el futuro del país), dado que utilizan la educación como moneda de cambio en sus asuntos políticos; y lo único que consiguen es más inestabilidad e incertidumbre en las familias, en el alumnado, en los Equipos Docentes y en los Equipos Directivos.

No tomándonos ni tomando a nuestro alumnado como idiotas.

Pensando, dialogando, pactando, elaborando una ley educativa que vaya más allá de los colores y de las ideologías; una ley que tenga como verdadero y único protagonista a nuestros menores, que los proteja, que los cultive, que apueste por su futuro, que no les convierta en holgazanes ni en mediocres, que no insulte su inteligencia. Y teniendo paciencia, dando tiempo para implementarla con tranquilidad y sin angustias, para ver la evolución y comprobar los frutos.

Quizás, así, también las familias y la sociedad en general apoyarían y reconocerían nuestra tarea; y confiarían más en nosotros. Y nosotros no nos sentiríamos tan impotentes y abandonados a la hora de hacer nuestro trabajo con vocación y pasión: ayudar nuestro alumnado a ser buenas personas, personas éticas, sanas, autónomas, confiadas y comprometidas; ayudarlos a convertirse en futuros profesionales con las competencias, los conocimientos, los hábitos y los valores necesarios para ejercer con solvencia, espíritu crítico, responsabilidad y rigor; capaces de enfrentarse a los retos que les ofrecerá la vida, de resolver los nuevos problemas que vengan, de dar respuesta a las dudas que las nuevas realidades les susciten; en definitiva, de hacer de este mundo un lugar mejor.

Es lo único que queremos.

Y ustedes, señoras y señores del sistema, ¿qué quieren?

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Mamen Gargallo Guil es profesora y Jefa de Estudios de Secundaria de un colegio concertado de Barcelona

Webinar: «La educación como arma de acción política»

Para entender las finalidades de los sistemas educativos se requiere comprender su contexto político, económico y social. La globalización y la revolución digital constituyen dos elementos clave de este nuevo y complejo contexto. Pero, ¿se ampara la gobernanza y su acción política en modelos racionales y con evidencia científica? ¿Hasta qué punto la calidad de la gobernanza educativa condiciona la calidad de la educación?

 

La Fundación Episteme presenta un nuevo encuentro telemático (webinar) en su espacio de reflexión educativa «Fòrum Episteme». En esta ocasión titulado: «La educación como arma de acción política», que tendrá lugar el próximo jueves, 31 de marzo a las 18:30 h.

El acto será en formato entrevista con Francisco López Rupérez, con motivo de su último libro La gobernanza de los sistemas educativos (Narcea), y posterior tertulia con José Antonio Martínez Sánchez Xavier Massó Aguadé. Un análisis sobre estrategia educativa ante los actuales desafíos de la globalización y la sociedad digital.

Puede reservar su plaza gratuita en este enlace o acceder al registro clicando en la imagen:

La «Flipped Education» o el vuelco educativo

Imagen de Prawny en Pixabay

Si los centros educativos abandonan su función y asumen otras tareas, ¿qué puede llegar a pasar? Posiblemente dentro de un tiempo, cuando se caiga en la cuenta de la importancia de formar personas cultas, los conocimientos se tendrán que aprender fuera del aula, aunque sea pagando.

 

Josep Oton

Uno de los métodos innovadores de enseñanza y aprendizaje es la clase inversa, en inglés, flipped classroom. Los estudiantes aprenden fuera del aula nuevos contenidos gracias a las nuevas tecnologías, después realizan actividades de carácter práctico, de refuerzo o más individualizadas, tutorizadas por un profesor dentro del aula. Se trata de una metodología que, como tantas otras, puede enriquecer la tarea docente. Aun así, parece que se quiera dar un paso más, como si nos dirigiéramos hacia una especie de flipped education.

Hasta hace poco parecía que la función del sistema escolar era transmitir a las nuevas generaciones el legado cultural necesario para afrontar responsablemente la vida adulta. Por eso, en las escuelas e institutos se enseñan contenidos científicos y humanísticos. Después, corresponde a las familias enseñar “educación” a través de la convivencia y del ejemplo.

Además, las familias cuentan con el apoyo de la educación no formal -la educación en el tiempo libre o las actividades extraescolares- para reforzar su tarea. En conjunto, se apuesta por la educación en valores dado que muchas instituciones organizadoras de estas actividades defienden un ideario explícito. De este modo, las familias pueden elegir qué modelo formativo desean para sus hijos e hijas en sintonía con lo que viven en casa.

Así mismo, en este ámbito educativo no formal el juego es un elemento clave. Por las condiciones espaciales, horarias y de calendario se pueden llevar a cabo actividades lúdicas difícilmente asumibles en un aula escolar. Y los profesionales o voluntarios responsables de llevarlas a cabo no son sesudos profesores.

Tampoco no podemos olvidar la aportación de estas iniciativas educativas a la conciliación de la vida familiar. Los clubs deportivos, los grupos excursionistas y, en general, las actividades extraescolares atienden a los niños y jóvenes puesto que los horarios y los calendarios laborales dificultan la vida familiar en determinados momentos.

En general, en la escuela a estudiar; y a jugar, a casa (aunque en el colegio no pueden faltar el tiempo de recreo ni las actividades que amenicen el aprendizaje; y fuera del aula también es necesario estudiar y formarse). Ahora bien, parece que la tendencia actual sea invertir el modelo. Se propone abiertamente que las escuelas e institutos dejen de enseñar tantos contenidos porque no resultan útiles ni interesantes. Como declaraba en una entrevista un destacado gestor educativo: “El mal de la ESO es que a los jóvenes no les interesa lo que enseñamos”. Por la misma regla de tres (concepto matemático que pronto resultará incomprensible), ¿no tendríamos que renovar los menús para niños y adolescentes? Si el criterio son gustos de los consumidores más jóvenes, ¿no sería conveniente eliminar la fruta y la verdura y dar mayor protagonismo al fast food y a las golosinas?

En cuanto a la utilidad, algunos piensan que es más práctico enseñar a usar la calculadora que aprender matemáticas. Análogamente, en vez de enseñar cocina y dietética, se tendrían que desarrollar habilidades tan provechosas como aprender a calentar platos precocinados en el microondas.

Si los centros educativos abandonan su función y asumen otras tareas, ¿qué puede llegar a pasar? Posiblemente dentro de un tiempo, cuando se caiga en la cuenta de la importancia de formar personas cultas, los conocimientos se tendrán que aprender fuera del aula, aunque sea pagando. Les corresponderá a los padres y madres, como ya está pasando, enseñar lo que no se aprende en la escuela. Las clases particulares, las academias de idiomas o los campus de ciencias suplirán las deficiencias del sistema escolar.

Todo ello será una vulneración del derecho a la igualdad de oportunidades, valor fundamental de la enseñanza reglada. En los centros educativos se atenderá a los niños y a los jóvenes para permitir la conciliación familiar. Para que no resulte una experiencia pesada, se recurrirá al juego, a la gamificación. Entonces, los estudiantes de familias acomodadas podrán completar su formación gracias a las actividades realizadas fuera de la escuela. El entorno familiar les proporcionará el nivel cultural necesario para afrontar la vida adulta. En cambio, aquellos que solo tienen la posibilidad de aprender dentro del sistema escolar, se quedarán rezagados. La brecha social consolida la brecha cultural y a la inversa.

Para acabar, recordamos que en inglés el verbo “to flip” significa dar la vuelta, dar un vuelco. Tal vez, sin darnos cuenta -o sí- estamos cambiando la función del sistema educativo y, con ello, el funcionamiento de la sociedad.

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Josep Oton es catedrático de Historia y secretario de la Fundación Episteme.

La huelga docente y el efecto mariposa

Los pasados, 15, 16 y 17 de marzo tenía lugar una huelga multitudinaria de docentes

La mecha prendió, y en buena medida fue una huelga convocada a través de las redes, con muchos grupos de profesores y claustros autoorganizados. Algo había cambiado, algo ha cambiado.

 

Xavier Massó

El aleteo de una mariposa puede hacer sentir sus efectos al otro lado del mundo. El matemático y meteorólogo Edward Lorenz hizo suyo este antiguo proverbio chino para explicar los fenómenos asociados a la teoría del caos. Una pequeña y aparentemente insignificante perturbación en un determinado estado de cosas, puede desencadenar procesos de efectos y dimensiones incalculables. Solo es preciso que todo estuviera a punto.

Confieso que nunca imaginé el impresionante seguimiento que ha tenido la huelga de docentes en Cataluña. No hasta cuatro o cinco días antes, cuando era ya evidente. Pero cuál ha sido la espoleta que activó la mecha. Cierto que este consejero de Educación no suscita precisamente entusiasmos. Pero también que había motivos más que sobrados para una huelga similar desde hace ya mucho tiempo, sin que por ello el descontento generalizado, que lo había, cuajara en una monumental protesta como la de estos tres últimos días.

Unos dicen que el éxito se debe a que ha sido una convocatoria sindicalmente unitaria; pero ha habido muchas otras huelgas unitarias que no alcanzaron ni de lejos los niveles de participación de esta. Otros aducen el adelanto del calendario escolar. Este ha sido precisamente el argumento utilizado por la Consejería de Educación, sus medios afines y los sicofantes de siempre, para con ello culpabilizar socialmente al profesorado de pretender mantener sus supuestos privilegios vacacionales. Ni por esas. Se da el caso, además, que los profesores ya están desde siempre en su centro el 1 de septiembre, y los que todavía no lo están es porque no se les ha adjudicado un destino. También están los nuevos currículos, que son un auténtico desatino, pero que no dejan de ser la continuación normal de los anteriores en su descomunal despropósito de convertir los institutos públicos en centros asistenciales. Incluso el decreto de plantillas, que propicia el más descarado clientelismo bananero en la adjudicación de puestos de trabajo públicos, que data del 2014… El descontento por la pésima gestión de la pandemia, que ha puesto de manifiesto el desdén de las autoridades educativas y sus gurúes pedagógicos hacia los docentes; pero ya hubo una huelga por este motivo hace un año y medio, que apenas si tuvo seguimiento. Tampoco la precariedad laboral del profesorado interino es una novedad. Los recortes aún por revertir…

En definitiva, muchos agravios acumulados que iban produciendo una generalizada sensación de hartazgo entre el profesorado. Pero quizás faltaba el aleteo de la mariposa. La antipatía que ha generado el nuevo consejero, tampoco es nada nuevo; muchos otros actuaron con procedimientos similares a los que el actual ha exhibido, y no pasó nada, o casi nada. Y me pregunto si el azaroso aleteo de alguna mariposa metafórica habrá contribuido a un crecimiento marginal del descontento, desencadenando una protesta abierta y frontal. Porque si algo parece evidente es que, con independencia del resultado de estas huelgas, los hechos de los tres últimos días marcan un antes y un después. En definitiva, nada volverá a ser lo mismo a partir de ahora. Me permito apuntar en este sentido un posible efecto accidental, aparentemente trivial y anecdótico, que habría desencadenado todo el proceso que desembocó en la huelga.

El pasado 17 de febrero tenía lugar una concentración unitaria de delegados sindicales ante el edificio del Departament d’Educació en Vía Augusta, Barcelona. Una protesta testimonial, reclamando un calendario de negociación preciso y concreto para revertir los recortes «excepcionales» que se están eternizando desde hace diez años, por la estabilidad del personal interino y alguna otra reivindicación endémica. Se había convocado para este día una mesa sectorial de negociación sin que, contra las reiteradas demandas sindicales, se incluyera ninguno de estos puntos. Como protesta, los sindicatos miembros de la Mesa acordaron no asistir a la reunión y, en su lugar, hacer una concentración de delegados. Unas pocas decenas de delegados concentrados en señal de protesta; algo que, con toda probabilidad, a la inmensa mayoría del profesorado ni siquiera le constaba. Pero ocurrió algo imprevisto.

Para oficializar su protesta, los sindicatos acordaron redactar un escrito manifestando su disconformidad con el proceder del Departament y entrarlo por registro. Hasta aquí, nada anormal. Lo que ya no fue tan normal ocurrió cuando se encontraron con que no se admitían registros de entrada en papel, solo telemáticamente, por razones de seguridad en aplicación de los protocolos contra la pandemia. Unos rígidos protocolos para un espacio de como mínimo 300m2 con solo tres o cuatro trabajadores. Alguien recordó que los maestros y profesores hemos estado sufriendo las mentiras y la incompetencia de la Administración durante la pandemia, con 35 alumnos apretujados en aulas de 40m2, sin medidas de protección eficientes… Y cundió la indignación.

En un visto y no visto, algunos delegados entraron en el interior del edificio y lo declararon ocupado. Pasaron allí la noche y a la mañana siguiente fueron recibidos por el conseller, que los despachó con ni siquiera buenas palabras. A la salida, se anunció que los sindicatos se iban a reunir para convocar una huelga y amenazando con no comenzar el curso el próximo septiembre. Unos días después se formalizaba la convocatoria de cinco días huelga. Era algo precipitado, prácticamente sin tiempo para preparar nada, pero resultó que el profesorado ya estaba preparado. La noticia corrió y pronto se respiró un «ambiente» de huelga que no recordaban ni los más viejos del lugar. La mecha prendió, y en buena medida fue una huelga convocada a través de las redes, con muchos grupos de profesores y claustros autoorganizados. Algo había cambiado, algo ha cambiado.

¿Qué hubiera ocurrido de haberse admitido la entrada del documento en papel por el reglamentario registro? ¿Hubiera habido igualmente huelga? No lo podemos saber. Pero lo cierto es que la negativa a aceptar el documento propició la ocupación del edificio de la consejería de Educación y que allí se decidió la convocatoria de la huelga. Y que ha sido la mayor huelga docente de los últimos treinta años. Todo a raíz de un incidente anecdótico como el aleteo de una mariposa; o no tanto. Suma y sigue…

“Dret a votar” se une al clamor de petición de dimisión de Cambray

La Plataforma “Dret a votar la Jornada Escolar”, que defiende en Cataluña que los
centros educativos puedan elegir la jornada partida o continuada, se muestra indignada por la voluntad del Departamento de Educación de eliminar unilateralmente la jornada continuada en los institutos públicos y en las 25 escuelas del plan piloto iniciado en 2012.

 

El pasado viernes se hizo público que más de dos centenares de directores y directoras de centros educativos públicos de la ciudad de Barcelona se unían a la huelga en la que se pide la dimisión del Consejero de Educación. El mismo viernes también se añadió a la iniciativa de huelga el Marc Unitari de la Comunitat Educativa (MUCE) que agrupa asociaciones de familias y de estudiantes.

En cuanto a las reivindicaciones de la Plataforma “Dret a votar la Jornada Escolar”, el
pasado 24 de febrero, el Departamento de Educación hizo pública su voluntad
de eliminar de manera unilateral la jornada continuada en los institutos públicos de Cataluña, como ya ha hecho con los institutos-escuela.

Igualmente, el Consejero ha anunciado el final del plan piloto de jornada continúa en las 25 escuelas que forman parte. Algunas hace más de 10 años que imparten este tipo de jornada y piden una evaluación transparente y pública de la experiencia. Esta decisión confirma la tendencia por parte del Consejero Cambray de «imponer un modelo educativo uniformista, ignorante y ninguneando a las familias», según sostiene la plataforma.

La Plataforma “Dret a votar la Jornada Escolar” ha publicado recientemente un informe (documento al pie) que muestra el éxito del plan piloto y reclama que en todos los centros educativos se abran procesos participativos para que sea la comunidad educativa, y no el político de turno, quien decida el tipo de jornada.

Por este motivo, y tras de constatar que son muchas las entidades que han levantado la voz pidiendo la dimisión del Consejero Cambray, la Plataforma “Dret a votar la Jornada Escolar” se une esta petición «por el bien de los niños, las familias y de la democracia».

 

Informe sobre el plan piloto:

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El fin de la educación

‘El fin de la educación’. La escuela que dejó de ser de Xavier Massó, es un iluminador análisis de cómo, gracias a la intervención sistemática de la pedagogía y el abandono cómplice de los poderes públicos, la educación ha sido puesta al servicio de los intereses neoliberales.

 

Portada del libro / Akal

¿Son las reformas que hace tres décadas se implantaron en el sistema educativo el medio para mejorarlo o el instrumento para liquidarlo? Si lo que se pretende es adaptarlo a los nuevos tiempos, su objetivo y funciones tendrían que permanecer intactas, pero si lo forzamos más allá de sus límites y posibilidades, entonces estamos alterando su naturaleza, el mismo concepto de sistema educativo, propiciando su colapso.

Este libro hace suya la máxima de Juan de Mairena, el personaje de Antonio Machado: se necesita una escuela popular de sabiduría superior, no una escuela superior de sabiduría popular. Hoy, con la quiebra del ideal educativo ilustrado, las reformas educativas de los últimos decenios apuntan hacia la consolidación del segundo; lo que es, nada más y nada menos, el fin de la educación.

Xavier Massó Aguadé, es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación y Antropología social y cultural y catedrático de Enseñanza Secundaria por la especialidad de Filosofía. Colaborador externo, con artículos sobre Educación, en la sección ‘Aula‘ del Diari de Girona. Es también secretario general del sindicato Professors de Secundària (aspepc·sps) desde el año 2014 y presidente de la Fundación Episteme.

 

Ficha:

Autor: Xavier Massó Aguadé

Título: El fin de la educación

Editorial: Akal

Año de publicación: 2021

 

Entrevista con el autor 

Educación 451

Imagen: Dr Umm / FLICKR

Quizás en vez de una Educación 2.0 nos encontramos en la Educación 451. El año 1953, Ray Bradbury publicó una novela, Fahrenheit 451, que describía una distopía. El título hace referencia a la temperatura en la que arde el papel.

 

Josep Otón

Es habitual que, en los cursos de formación del profesorado, o en conferencias donde se defiende con vehemencia la innovación educativa, el ponente haga un gesto muy didáctico. Extrae de su bolsillo un móvil, lo enseña a los asistentes y afirma muy convencido: “Aquí está todo el conocimiento”. Aunque no se dice explícitamente, se da a entender que los alumnos pueden acceder al conocimiento consultando el móvil y, por lo tanto, se puede prescindir de la figura del profesor o, como mínimo, ya no es el responsable de la transmisión de conocimientos. De este modo, parece que estemos ante una nueva era educativa: la Educación 2.0.

Nadie con un mínimo de sentido común puede ignorar la revolución que representa la introducción de las nuevas tecnologías en los diferentes ámbitos de la sociedad y, particularmente, en la enseñanza. Así pues, referirse a los docentes como unos personajes obstinados en usar pizarra y tiza es un anacronismo malintencionado. Quien más quien menos recurre a las nuevas herramientas.

Ahora bien, decir que los conocimientos están en un aparato de teléfono para justificar la progresiva disolución de la figura del profesor especialista seria como decir que una biblioteca alberga todo el conocimiento y basta con que los alumnos lean de manera autónoma. O que no hacen falta los profesores de ciencias naturales, porque los estudiantes pueden ir de excursión y observar atentamente determinado ecosistema.

Para adentrarse en una biblioteca sin acabar extenuado leyendo lo primero que cae en nuestras manos es imprescindible que un buen profesional enseñe dónde buscar la información, cómo seleccionar el libro que conviene consultar, con qué técnicas se pueden ir asimilando los contenidos proporcionados por la lectura, cómo resolver dudas…

Lo mismo podríamos decir de la observación de la naturaleza. Sin un especialista que presente unos conocimientos previos nadie sabrá hacia dónde mirar (o quizás se pondrán a mirar el móvil). Y, si se consigue obtener algún dato relevante, hacen falta herramientas para reflexionar y dar una explicación racional. De lo contrario, será fácil generar teorías chapuceras y poco científicas.

Con la información -he dicho información y no conocimiento- que aportan las nuevas tecnologías sucede algo parecido. Sí, el profesorado tiene que ser transmisor de conocimiento para enseñar a gestionar la información: seleccionarla, recogerla, analizarla, estructurarla, contrastarla, criticarla, asimilarla….

Quizás en vez de una Educación 2.0 nos encontramos en la Educación 451. El año 1953, Ray Bradbury publicó una novela, Fahrenheit 451, que describía una distopía. El título hace referencia a la temperatura en la que arde el papel. En esta sociedad futurista se había descubierto un material ignífugo y ya no hacían falta los bomberos. Entonces se tuvo que reinventar este cuerpo especializado en emergencias. Ahora ya no tendrían que apagar incendios, sino quemar libros porque, en una sociedad abocada al entretenimiento, la lectura podía afectar a la felicidad de los ciudadanos.

Ojalá fuera exagerado lo que digo, pero algunos insisten en afirmar que los docentes ya no son necesarios para transmitir conocimientos. Como ya no hacen falta estos profesionales, se tiene que reinventar su función. Hay que diseñar nuevas labores relacionadas con la gamificación y con el cuidado de los niños y adolescentes, puesto que ha caducado su misión de transmitir conocimientos enciclopédicos, pesados y aburridos.

Basta con leer -esta sí que es una actividad ardua- el nuevo currículo educativo para darnos cuenta hasta qué punto se están devaluando los conocimientos (está claro, ya están en el móvil) y, en consecuencia, los maestros y profesores que aspiraban a enseñar se verán obligados a cambiar de profesión. Quizás continuarán en el mismo puesto de trabajo, pero realizando otras tareas como los bomberos de la novela.

Por cierto, para estudiar son necesarias unas condiciones horarias y de calendario óptimas. Para otras actividades más lúdicas, cualquier momento es bueno. No es casualidad que actualmente se quieran cambiar las condiciones establecidas. Es consecuencia de la pretensión de transformar la profesión docente en otra cosa. Por desgracia, esto ya no es ciencia ficción.

Imposiciones educativas: La ley del silencio

Ante las reivindicaciones, la respuesta de ambas administraciones, la valenciana y la catalana ha sido la misma: el silencio / Pixabay

«Profesores contra los ámbitos impuestos»: El caso Valenciano y el caso Catalán ha sido el tema central del último seminario celebrado por la Fundación Episteme. En formato tertulia, ha contado con la participación del profesor de Física y Química, Pepe Sabater y el profesor de Biología y Geología, Enric Barrachina de Gracia, por Valencia y de la profesora de Física y Química, Gemma Tena y el profesor de Física y Química, Joan Ramon Pla i Llagostera, por Cataluña.

 

La educación por ámbitos (fusión de dos o más asignaturas) fue lanzada como propuesta de innovación educativa en el año 2006 con la LOE, pero no ha sido hasta la pandemia que se ha erigido obligatoria para primero de la ESO en la Comunidad Valenciana (curso 2021-2022), siendo voluntaria para el segundo curso en esta comunidad, con un 90% de los centros que no la han aplicado. Del mismo modo, el Departamento de Educación de la Generalitat catalana acaba de presentar su nuevo borrador de currículum para secundaria que también prevé el trabajo por ámbitos, una iniciativa redactada a espaldas de la opinión, el debate y la participación de los profesores catalanes.

Valencia fue el primer territorio en la que esta medida fue implantada. La plataforma ′No a los Ámbitos‘ está formada por 1.200 profesores de 135 centros públicos de la Comunidad Valenciana. Surgió en abril de 2021 como respuesta a la imposición curricular por ámbitos en la ESO. Entre otras valoraciones, consideran que no hay ninguna evidencia científica que lo avale, que los alumnos son víctimas de un fraude educativo y que se trata de una estrategia política orientada a disminuir los suspensos y menguar la calidad educativa. Cuentan con el apoyo del sindicato UGT enseñanza País Valenciano.

La ‘Plataforma en defensa de una educación pública y de calidad’ presentó en Cataluña el pasado 14 de febrero un Manifiesto en la plataforma change.org donde desarrollan los puntos de su desacuerdo con los borradores y exigen la dimisión del Consejero de Educación de la Generalitat de Catalunya, Josep González Cambray así como de Ramon Grau como Director general de Currículum. Sus reclamaciones señalan a la reducción de horas lectivas, la eliminación de materias como la Filosofía en 4º de la ESO o Ciencias del mundo contemporáneo en bachillerato, la insistencia en eliminar las notas cuantitativas y la decidida imposición de la susodicha educación por ámbitos que recoge el borrador. Los respaldos conseguidos hasta el momento alcanzan más de 5.500 firmas.

Sus peticiones pasan por «encontrar un consenso amplio y real con la comunidad de profesores para diseñar un nuevo currículo que sea estable. Y diálogo», (Joan Ramon Pla). «Consenso y participación de los docentes a la hora de diseñar currículums. No a las imposiciones», (Enric Barrachina). «Que escuchen a los docentes, a todos, no solo a una parte y no se cambien las leyes con cada cambio de gobierno», Gemma Tena. «Cualquier cambio, sobre todo si es tan radical como el que propone la LOMLOE se debería hacer con tiempo», (Pepe Sabater).

 

Lobbies de pedagogos: experimentos sin contrastación ni estudios

Revisar la historia de la educación en España puede ser muy útil para comprender ciertos modelos experimentales impuestos desde los despachos y rechazados con argumentos de la experiencia docente, sobre todo de aquellos que llevan décadas pisando las aulas. Recientemente el profesor, historiador y escritor Felipe de Vicente lamentaba en una entrevista en El Mundo a raíz del nuevo libro que está a punto de publicar De la ley al aula, que lo que más le llama la atención ha sido «Ver la historia de la degradación del sistema, asociada a la influencia de los lobbies de pedagogos, que, aunque jamás han pisado un aula, la han convertido en un laboratorio».

Ver la historia de la degradación del sistema, asociada a la influencia de los lobbies de pedagogos, que, aunque jamás han pisado un aula, la han convertido en un laboratorio (Felipe de Vicente)

El futuro educativo está pasando desde hace décadas por experimentos sin contrastación ni estudios que avalen ciertas propuestas que acaban por convertirse en leyes, normas y decretos redactados a espaldas de la participación docente. Un brindis al sol que amaga la falta de preparación de los alumnos creando desigualdad de oportunidades, desgasta la vocación de quienes pretenden transmitir conocimientos y convierte a la ciudadanía en pasto de la dependencia tecnológica acrítica.

 

«Soy de Mates y tengo que dar Biología y Tecnología»

«Yo imparto ámbitos este año, soy de Mates y tengo que dar Biología y Tecnología. Ahora estoy haciendo una casita para pájaros y la «integración» consiste en dibujar las caras (rectángulos y cuadrados) a escala… Ese es el nivel», reza la experiencia real de una profesora en el apartado de experiencias docentes de la web valenciana. Enric Barrachina asegura que es la situación en la que muchos profesores se encuentran en su comunidad desde que se obligó a impartir la educación por ámbitos. «Cuando un profesor debe impartir clases fuera de su especialidad, los contenidos que puede recordar son los que estudió en bachillerato«, subraya. En su caso, como profesor de Biología y Geología, debe impartir también Matemáticas.

Yo imparto ámbitos este año, soy de Mates y tengo que dar Biología y Tecnología. Ahora estoy haciendo una casita para pájaros y la «integración» consiste en dibujar las caras (rectángulos y cuadrados) a escala… Ese es el nivel

«Todo comenzó cuando estábamos confinados por la pandemia y de repente, en el mes de mayo, apareció un decreto que nos dijo que al siguiente curso se imponía la educación por ámbitos«, destacó Barrachina. Sin capacidad de organización ni planificación para los docentes, se afirmaba que la medida respondía a facilitar la transición de primaria a secundaria. Este profesor, con treinta años de experiencia, asegura que nunca ha visto problemas de adaptación en primero de la ESO de los alumnos que llegaban a este curso. Las once o doce asignaturas habituales pasan a convertirse en ocho y los contenidos han de impartirse de una manera globalizada mientras que la calificación ha de ser consignada por separado «una gran contradicción», recalca Barrachina.  «Lo que se ve en primero de la ESO, en su caso de Biología, ya no vuelve a verse en toda la ESO». A pesar de los intentos docentes por revertir la imposición, el decreto se hizo realidad.

Sin capacidad de organización ni planificación para los docentes, se afirmaba que la medida respondía a facilitar la transición de primaria a secundaria (Enric Barrachina)

El mismo argumento presentado por la Generalitat valenciana de favorecer el paso de primaria a secundaria fue el esgrimido por la Generalitat catalana. «En Cataluña, los alumnos no tienen ningún tipo de problema al tener más profesores en la ESO que en primaria», asegura Gemma Tena. La profesora se pregunta por qué no han realizado un estudio previo para corroborar el motivo que arguyen desde el borrador. «Pensamos que quieren reducir la especialidad y los contenidos«, plantea. La impartición de conocimientos de una determinada especialidad debiera ser transmitida desde un grado de profundidad sobre la materia, algo que entronca con la propuesta de fusionar especialidades y reducir asignaturas.

«La codocencia es un derroche de recursos -opina Pepe Sabater- ¿Qué sentido tienen dos profesores de especialidades diferentes?

Para paliar estos déficits que se dirimen desde los ámbitos, las autoridades educativas han previsto la figura de la codocencia, una especie de apoyo al profesor no especialista por otro que lo sea en la materia que se fusiona. «La codocencia es un derroche de recursos -opina Pepe Sabater- ¿Qué sentido tienen dos profesores de especialidades diferentes? ¿No sería mucho más útil tener desdoblamientos?», plantea, por ejemplo, en una asignatura como Física y Química para ir al laboratorio. Para Sabater sería más sensato establecer una bajada de la ratio. Barrachina afirma que la codocencia que se ha dado en su instituto ha sido «algo puntual» y se ha limitado a escasa intervención docente.

 

Reducción de horas lectivas y estrangulamiento de asignaturas

En Cataluña se propone una reducción horaria prácticamente en todas las materias, a excepción de Educación Física y Religión, siendo Geografía e Historia las más reducidas, en un 52%, seguida de las asignaturas de ciencias (Física, Química, Biología y Geología), en un 30 % y Matemáticas, un 20 %. «Todo esto es para fomentar la denominada autonomía de centros, ya que todas estas horas que no existen ahora mismo se otorgarán a los centros para que las utilicen, no se sabe muy bien para qué en estos momentos», indica Joan Ramon Pla quien amplía que se dedicarán al trabajo por proyectos, que en función de algunas variables aplicarán un modelo que genera cierta incertidumbre.

«Nos encontramos con que la red pública, que habría de garantizar unos mínimos comunes, con esto desaparecen. Estamos hablando de 500 horas entre primero y tercero de la ESO» (JoanRa Pla)

«Nos encontramos con que la red pública, que habría de garantizar unos mínimos comunes, con ello desaparecen. Estamos hablando de 500 horas entre primero y tercero de la ESO«. De manera que, en función de la tipología del centro se aplicarán a unos objetivos o a otros. Esta arbitrariedad permite, a juicio de Pla, una desigualdad e improvisación al criterio de cada centro. «Se pierde el principio de universalidad», puntualiza. Respecto a la eliminación de Filosofía en 4º de la ESO, el profesor catalán piensa que el Departament acabará aceptando que sea una optativa «tendrán otro comodín que ofrecer» y asegura que con ello el Departament dirá que «ya han negociado de cara a la galería». La batalla, asegura, la tienen en primero y tercero donde desaparece «Cultura y valores».

 

Educación por ámbitos: la imposición de un modelo fracasado

Enric Barrachina quiso mostrar un estudio que define la falta de seguimiento de los docentes en Valencia, donde la educación por ámbitos se propone voluntaria para segundo de la ESO. El resultado es que más del 90% de los profesores la ha rechazado. Gemma Tena es de la opinión que en Cataluña ese porcentaje tenderá a ser menor ya que el profesorado catalán podría tener más adhesiones a la propuesta. «Los más entusiastas lo son, pero no con su materia. Siempre quieren que lo hagan los demás con otras asignaturas», asegura. Según la profesora, «la Generalitat ha hecho mucho trabajo durante mucho tiempo en este sentido colocando en las direcciones de los centros a personas afines a estas ideas, y estas direcciones también han hecho su trabajo con los docentes», enfatiza.

La Generalitat ha hecho mucho trabajo durante mucho tiempo en este sentido colocando en las direcciones de los centros a personas afines a estas ideas (Gemma Tena)

Joan Ramon Pla coincide con la visión de Tena «un buen plan de marketing, que a nuestro conseller le gusta tanto», comentó. Según Pla, se trata de crear una especie de competición entre institutos públicos a la hora de ofrecer estas novedades transversales. En este sentido quiso referirse al fracaso de la Escola Nova 21, un proyecto piloto en trabajo por ámbitos bendecido por el Departament y ligado a la Fundació Bofill, que «en 2020 mostró cero diferencias significativas con otros centros que no hacían seguidismo de este modelo». Para Pla no deja de ser paradójico que tras esta demostración de fracaso ahora desde el Departament se impulse el mismo modelo. ¿Qué es lo que se promueve? -pregunta el profesor-. La dejadez absoluta del conocimiento«, afirma.

«No hemos encontrado ningún estudio científico que avale el trabajo por ámbitos -asegura Pepe Sabater-. Sus impulsores han sido muy hábiles a la hora de identificar los defectos de la escuela y también han tenido el apoyo de los medios de comunicación«. Sabater considera que estos últimos han abonado mucho la crítica hacia los docentes que defienden una educación clásica, memorística y enciclopédica y «han vendido muy bien las nuevas metodologías«, destaca y matiza que «los ámbitos no son una nueva metodología sino una organización curricular«. La profesora Tena recuerda que «todo esto está amparado en la LOMLOE«, a punto de comenzar su despliegue en todos los centros educativos españoles. «El curso que viene será difícil y la víctima será el alumnado», alerta Sabater.

 

La arquitectura de la ignorancia y el silencio administrativo

«Desde la docencia hemos de hacer ver a los alumnos que todas las decisiones que se toman no son únicamente en su beneficio, a veces el beneficio de unos implica el perjuicio de otros», comenta Joan Ramon Pla con relación a las decisiones que se toman desde las altas instancias y que abonan «el individualismo y la pérdida de la conciencia colectiva». Y sobre esto alerta del incremento de ciertas ideologías entre el alumnado que conducen hacia actitudes violentas, como ha podido verse recientemente tras la agresión de diez alumnos del IES Alfàbegues de Bétera, Valencia, hacia un profesor debida a su condición sexual. Para Pepe Sabater, este tipo de conductas guardan una íntima conexión con la realidad social de los últimos años y muestra su pesimismo por ello desde el propio sector docente mientras que para Gemma Tena cuanto más tiempo se dedica a la educación emocional en los centros de enseñanza y menos a las materias, más se agudizan este tipo de conductas«. ¿Podría ser porque los alumnos son cada vez más ignorantes?«.

A pesar de que el 90% de los centros valencianos ha renunciado al modelo por ámbitos voluntario en segundo de la ESO, a pesar de la falta de estudios científicos que avalan esta metodología, a pesar del rechazo de muchos docentes que advierten de los efectos que la rebaja de contenidos o los resultados que las evaluaciones laxas pueden tener en el alumnado, a pesar de que estos docentes que representan a otros muchos que consideran que los ámbitos están destinados a minar el conocimiento, a pesar de que se ha demostrado el fracaso de Escola Nova 21, a pesar de que no se ha contado con ellos a la hora de preparar sendas propuestas, la respuesta de ambas administraciones, la valenciana y la catalana ha sido la misma: el silencio.

 

Pepe Sabater

Plataforma Docents contra els àmbits

Profesor de Física y Química de Secundaria

Enric Barrachina

Plataforma Docents contra els àmbits

Profesor de Biología y Geología de Secundaria

Gemma Tena 

Plataforma en defensa d’una educació pública i de qualitat

Profesora de Física y Química de Secundaria

Joan Ramon Pla 

Plataforma en defensa d’una educació pública i de qualitat

Profesor de Física y Química de Secundaria

Acceder al webinar (en catalán)

 

Más información:

Fuente: Docents contra els àmbits
Fuente: Docents contra els àmbits
Font: Docents contra els àmbits
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