Inicio Blog Página 8

Las Humanidades frente a la cursilería educativa

Webinar «Las Humanidades frente a la cursilería educativa», con el doctor en filosofía y escritor Enrique Gómez León, quien recientemente acaba de publicar Mamotretos y armatostes. Presentación del cursifacha (Varía Editio, 2022) un libro tan lleno de sentido del humor como de profundidad de análisis. Con él y junto a la intervención de Xavier Massó Aguadé, catedrático de filosofía y escritor, se reflexiona sobre la «Falacia idealista» y la figura del «Cursifacha».

 

Para acceder al webinar clica sobre la imagen:

 

Enrique Gómez León. Doctor en filosofía y escritor. Entre 1987 y 2020 ha impartido clases de filosofía en cuatro institutos de Tarragona, así como en la UB, el colegio alemán de Barcelona y la URV. Su último libro se titula Mamotretos y armatostes. Presentación del cursifacha (Varia Editio, 2022).

Xavier Massó Aguadé. Licenciado en Filosofía y en Antropología Social y Cultural. Catedrático de Enseñanzas Secundarias por la especialidad de Filosofía. Presidente de la Fundación Episteme. Autor del libro, El fin de la educación (Akal, 2021) y coautor de La educación cancelada (Sloper, 2022).

Modera: Eva Serra, directora ejecutiva de la Fundación Episteme.

Fòrum en formato seminario virtual “webinar” celebrado el miércoles, 26 de abril de 2023.

Idioma: castellano.

Branding educativo

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Quizás los centros escolares tendrían que ser “franquicias”, espacios libres de servilismos extraeducativos. Entonces sería posible recuperar la confianza en los docentes que han acreditado su competencia profesional. Como personas preparadas para enseñar el oficio de aprender son una auténtica marca de calidad. 

 

Josep Otón

Una de las técnicas de marketing más utilizadas por los profesionales de la publicidad es el “branding”. Esta estrategia comercial consiste en construir una identidad corporativa dotada de unas características que permiten sintonizar emocionalmente con el posible cliente. La imagen que ofrece la marca facilita el trabajo de dar a conocer el producto y motivar su compra.

Parece que esta estrategia empresarial está invadiendo el mundo educativo. Proliferan nuevos “productos” o, mejor dicho, “nuevas marcas”, que siguen los principios del “branding”. Nombres basados en siglas o acrónimos: ABP (Aprendizaje basado en proyectos) o DUA (Diseño universal para el aprendizaje). No faltan anglicismos como “Flipped classroom”, “Gamificación” o “Coach”. O bien se utilizan términos que evocan otros contextos culturales: “Sensei” (programa de formación inicial de docentes).

Da la sensación que modificando la nomenclatura se llega a aportar cierta originalidad cuando, de hecho, muchos de estos “productos” ya existían previamente. Quizás se los maquilla y se los rebautiza para revestirlos con un carácter innovador o de mayor eficiencia. De todos modos, no dejan de ser una marca diseñada con técnicas de marketing.

Hay que tener presente que la definición de una marca no siempre parte de la calidad o de la originalidad del producto. Muchas veces se basa en lo que es capaz de sugerir el logotipo o el nombre. Se trata de una estrategia que apela a las motivaciones inconscientes del consumidor, a los recuerdos evocados, y a las inercias del colectivo, del cual el individuo no se quiere desligar. A pesar de reivindicar el hecho diferencial de ser uno mismo, el miedo a la soledad nos impele a buscar el cobijo del colectivo.

La palabra “brand” hace referencia a la costumbre de marcar el ganado a fuego con el anagrama del propietario. Y esto, lamentablemente, también sucedía con los esclavos que eran marcados por los amos. Invirtiendo el sentido del término, tal vez podemos afirmar que al fidelizarnos a una marca -comercial, pero también cultural, social o política- en realidad nos estamos marcando como miembros de un colectivo y renunciamos a una parte de nuestra particularidad.

Dicho con otras palabras, a menudo compramos un producto, no porque responde a nuestras necesidades reales, sino porque satisface nuestras necesidades imaginarias de adscribirnos a un determinado grupo de consumidores que nos proporciona una identidad. Adquirimos aceptación social comprando artículos de marcas reconocidas. Y, en el mundo educativo, las “nuevas marcas” nos pueden hacer sentir modernos para distanciarnos así de prácticas más tradicionales consideradas obsoletas.

Aun así, es posible explorar otro sentido del concepto “marca” más próximo a la experiencia educativa. En la época preindustrial, los artesanos de un taller, sobre todo los canteros, grababan su propia marca. Mejor dicho, era la marca del “maestro”, del profesional que había demostrado su valía con la realización de una obra maestra. Desde la autoridad proporcionada por el prestigio podían enseñar el oficio a los aprendices.

Y, puestos a emprender viajes en el tiempo, podríamos aproximarnos también al término “franquicia”. Actualmente alude a la autorización otorgada por una empresa para la explotación de un producto de su marca comercial. Ahora bien, este término, así como “zona franca”, proviene de la Edad Media y hace referencia a los territorios que estaban a disposición de los extranjeros (los “francos”) y, por lo tanto, libres de la jurisdicción de los señores feudales.

Quizás los centros escolares tendrían que ser “franquicias”, espacios libres de servilismos extraeducativos. Entonces sería posible recuperar la confianza en los docentes que han acreditado su competencia profesional. Como personas preparadas para enseñar el oficio de aprender son una auténtica marca de calidad.

Sí, se tendría que asociar el prestigio a las personas, a los buenos profesionales, y no a artificios lingüísticos que, por más modernos, originales y atractivos que parezcan, pueden ser una artimaña comercial.

____

Josep Oton es catedrático de Historia y secretario de la Fundación Episteme.

Monederos falsos

De Monnaie de Paris (banknote), European Central Bank (photograph) - Banque de France (banknote), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7813046

Julián Marías en su artículo Monederos falsos recordaba que en los billetes del Banco de Francia había una inscripción de advertencia para los delincuentes que decía: “los falsificadores serán condenados a trabajos forzados a perpetuidad”. Lo cual tenía su gracia, el falsificador tenía que dictar su propia sentencia en el billete que falsificaba. ¿A quién no le atrae esa imagen al pensar en nuestros queridos educadores terapéuticos y pedagogos competenciales?

 

Yeray Rogel Seoane @YerayRogel

Desde hace un tiempo se ha instaurado un discurso apocalíptico en la conversación pública española, influyendo de manera crucial en las decisiones gubernamentales y su réplica desde la sociedad civil. Un mundo que ha perdido totalmente su inocencia, en la paulatina degradación de la responsabilidad y una continúa recuperación de la irracionalidad, no parecen los cimientos más estables para revertir la mala situación ni combatir los problemas tradicionales de la política: pestes, guerras, genocidios, tiranías, colapsos económicos. Entiéndase, la crisis económica como forma de gobierno neoliberal, la pandemia y su deriva oscurantista, y la actual guerra de Ucrania como guerra interpuesta entre las dos grandes potencias nucleares, parecen justificar las tentaciones apocalípticas.

No es descabellado pensar, sin embargo, que el problema original de nuestro tiempo no se cifra tanto en lo que denuncia el discurso fatalista como en la credibilidad que ostenta. La existencia de una omnipresente ideología de la catástrofe supone uno de los principales problemas de nuestro tiempo. Ignorar la realidad es un síntoma inequívoco de decadencia y fragilidad política, esa ceguera voluntaria impone el abandono de nuestro presente al espíritu del caos. La distopía es la sencilla destrucción del futuro por un pesimismo organizado estéticamente, y en la medida en que es una descripción maligna de la
sociedad futura, muestra en qué sentido es ya imperfecta en el presente. Lo apocalíptico refleja las quiebras del propio presente, fruto de las experiencias traumáticas no superadas del pasado que han llegado a nosotros como pecios del naufragio totalitario y colonial. Todavía no hemos asumido ni somos capaces de reconocer esos inmensos fracasos de la política, preferimos expulsarlos al futuro, es decir, incapaces de comprender nuestra herencia la entregamos maltrecha y falsificada para que la carguen, con el mismo anhelo de redención, las futuras generaciones en un horizonte desolador. Una vez más, los falsificadores y su condena.

El pensamiento, escribe Hannah Arendt, todavía es posible, y sin duda real, siempre que los hombres vivan bajo condiciones de libertad política; por desgracia no existe otra actividad humana tan vulnerable a la asfixiante falta de libertad. Libertad como bombona de oxígeno. Precipitadamente se cree que lo peor de las tiranías es la represión que ejercen sobre la acción política y los derechos individuales, pero todavía es mayor la impotencia a la que someten al pensamiento; de hecho es mucho más fácil actuar bajo la tiranía que pensar bajo su yugo. Cabría reflexionar si la manía distópica no nos advierte de ese mismo efecto inhabilitante en las democracias liberales, que ingenuamente creíamos totalmente despojadas de autoritarismo y su desprecio por la vida humana. Hoy se anuncia la muerte de la educación como se anunciaron tantas otras muertes a lo largo de la historia: la muerte de la novela, la imposibilidad de escribir poesía después de Auschwitz, el fin de la historia y el eclipse de las ideologías tras la autodisolución de la URSS, la muerte de Dios en el Siglo de las Luces, y la muerte del hombre y la verdad sustituidos por la Estructura y los juegos lingüísticos. La actual tentación distópica es simplemente la enunciación de otra de esas muertes metafóricas (con consecuencias reales, el mundo político está hecho de ficciones operativas) y su indispensable renacimiento bajo otras formas. ¿No sucede que las hiperbólicas proclamas de una debacle educativa inminente son un modo sutil de inhabilitar la verdadera crítica racional contra su autodemolición?, ¿no serán el utopismo y distopismo educativo un binomio inseparable, elementos de un mismo proceso de degradación más general y en cierto aspecto externo? Muere quizá la educación clásica en
conocimientos, memoria, tradición y erudición occidental, sentido común y autoridad
intelectual, ya malherida por la indolencia de sus antiguos defensores, y aparece la antienseñanza, nace la nueva educación asistencial, tan fatua y necia como sus aliados. Con ello se pierde la épica del aprendizaje, la aventura del saber por el gusto desinteresado, la pasión por el conocimiento duro, el aprecio por la verdad y el pensamiento fuerte, el placer de recordar y la curiosidad intelectual. Y se gana una leyenda rosa: la absoluta y estúpida felicidad inmediata, el bienestar superficial, la educación emocional y utilitaria, una pecera de autoengaños narcisistas y ficciones sentimentales, el victimismo, y el remunerativo juego del agraviado. La ambigüedad y el gozo del saber se sustituyen por la certeza apática del autoconsuelo.

Sobre esta humillante claudicación en la educación le quise escribir al filósofo y profesor
J.Jorge Sánchez: “El mito educativo supone una totalización política según la cual podemos
invertir el mundo, cambiarlo y transformarlo desde las aulas fabricando al «nuevo alumno»
como si fueran la tabula rasa, el lienzo en blanco, o la pizarra vacía donde dibujar ciudadanos perfectos, al estilo del «hombre nuevo» comunista o el nuevo hommo economicus del capitalismo. Aunque enmendaría la plana a los que caen en ese mismo Mito educativo pero inverso: reproducen lo mismo que critican pero desde lo Distópico. Si bien los utopistas educativos creen que puede construirse una sociedad mejor, más humana, justa y feliz desde la educación incapacitando al alumno intelectualmente y destruyendo los contenidos y la autoridad, para mostrarles el arte de vivir y sentir, del mismo modo me parecen cuestionables, y tan peligrosos, los Distópicos educativos que creen que con las nuevas leyes, estilo LOGSE, nos espera un mundo peor, infeliz, más cruel y desigual, o que nos hemos cargado la educación simplemente con leyes educativas de gobiernos desnortados y delirantes que producen como resultado perfectas marionetas para el capitalismo o la idiocia pedagojista y terapeutica. Como si meter las manos en la educación y pervertirla fuera manipular la naturaleza humana. Caen, a mi juicio, en el mismo Mito eugenésico de la educación. Ni lo uno, ni lo otro. Sencillamente saldrán más idiotas y analfabetos funcionales con todas sus peligros (quizá más de los que ya existían, ¡y no eran pocos antes!) pero no más anti-ciudadanos, inmorales e iliberales de lo que
ya eran antes por efecto y desgracia de las viejas ideologías y religiones políticas, incluido el neoliberalismo”.

Julián Marías en su artículo Monederos falsos recordaba que en los billetes del Banco de
Francia había una inscripción de advertencia para los delincuentes que decía: “los falsificadores serán condenados a trabajos forzados a perpetuidad”. Lo cual tenía su gracia, el falsificador tenía que dictar su propia sentencia en el billete que falsificaba. ¿A quién no le atrae esa imagen al pensar en nuestros queridos educadores terapéuticos y pedagogos competenciales? Para que proliferen estos falsificadores del conocimiento tiene que haber desaparecido toda aduana intelectual y moral. Lo grave no es solo que se acuñe un falso saber, eso siempre ha sucedido, sino que socialmente seamos incapaces de identificarlo y desactivarlo. La hegemonía de los falsificadores expresa algo más general: la derrota del pensamiento.

___

Yeray Rogel Seoane (Barcelona, 1993), es licenciado en Filosofía por la UB. Editor de los blogs La víbora celta y Crónicas del desengañodedicados al análisis y crítica cultural del mundo político y la sociedad mediática. Actualmente prepara un ensayo biográfico (recogiendo la vida y obra de Gregorio Morán y Santiago López Petit) sobre la memoria política y cultural de la Transición.

«Las humanidades frente a la cursilería educativa»

Fòrum Episteme presenta «Las humanidades frente a la cursilería educativa«, con el doctor en filosofía y escritor Enrique Gómez León, quien recientemente acaba de publicar Mamotretos y armatostesPresentación del cursifacha (Varia Editio, 2022) un libro tan repleto de sentido del humor como de profundidad de análisis. Con él y junto a la intervención de Xavier Massó Aguadé, catedrático de filosofía y escritor, conversaremos el próximo miércoles 26 de abril a las 18:30 horas.

 

Las Humanidades no están de moda en los sistemas educativos. Bien al contrario, su progresiva retirada de los planes de estudio o su marginalidad argumentada a partir de la «innovación», lo «competencial», la «empleabilidad»… devienen uno de los mayores contrasentidos educativos: dar la espalda a saber quiénes somos y de dónde proceden nuestras raíces culturales.

Pero ¿Hay algo más cursi que la renuncia a las propias señas de identidad de la cultura y de la tradición educativa occidental? Los actuales poderes pedagógicos así se lo han propuesto.

Nos encantará contar con su asistencia y participación que puede reservar de forma gratuita en este enlace o clicando sobre las imágenes:

Bullying al patito feo

Foto: ArtisticOperations / Pixabay

El sistema escolar fomenta la educación emocional, la competencia ciudadana, personal y social, el trabajo cooperativo, la prevención de la violencia, los valores democráticos… pero tal vez no es suficientemente eficaz para atajar de raíz, sin dilación, situaciones de injusticia que se ensañan con niños y adolescentes castigados por el capricho de sus compañeros. El bullying no es un problema moderno, pero resulta escandaloso que se siga repitiendo en una sociedad moderna.

 

Josep Otón

En cierta ocasión, un crítico literario le preguntó a Hans Christian Andersen si tenía en mente escribir una autobiografía. El célebre autor de cuentos infantiles le respondió que ya lo había hecho: él era “El patito feo”. Este conocido relato sería una metáfora de la vida de su autor. Un polluelo de cisne criado entre patos es una imagen que refleja cómo, al crecer, pudo hacer brillar su extraordinario talento literario.

Hans Christian Andersen nació el año 1805 en Dinamarca. Era hijo de un zapatero y de una lavandera. Su infancia transcurrió en unas condiciones de suma precariedad. Incluso se vio obligado a mendigar o a cobijarse bajo un puente.

Además, era un muchacho feo y desgarbado, con una enorme nariz y unos pies desproporcionados. Prácticamente no tuvo amigos en su niñez y sufrió acoso durante años. En su juventud, quiso convertirse en cantante de ópera y se trasladó a Copenhague en septiembre de 1819. Una vez allí fue tomado por lunático. Rechazado, se quedó sin nada. Las malas condiciones de su habitación durante el invierno le hicieron perder la voz. Frustrada su carrera musical, fue objeto de burla por parte de sus compañeros.

Ingresó en una escuela, pero dada su escasa instrucción previa, fue enviado con los alumnos más jóvenes. Si a ello le añadimos la antipatía del director, esos años fueron, como más tarde reconoció, los más oscuros y amargos de su vida. Su trayectoria afectiva tampoco cuadraba con los convencionalismos de su época.

Aun así, finalmente alcanzó la fama como escritor y logró alzar el vuelo muy por encima de los que se habían reído de él. Sus cuentos se hacen eco de sus conflictos internos. Es un claro ejemplo de resiliencia al ser capaz de convertir sus desgraciadas experiencias en una oportunidad para desarrollar la creatividad.

Andersen es una víctima del bullying, del acoso infantil, redimido por su propia historia. Su proceso personal recuerda el cuento de la Cenicienta o las peripecias bíblicas de José, vendido por sus hermanos. Ahora bien, se trata de excepciones. El acoso es una experiencia traumática que no se puede edulcorar con un final feliz, más aún cuando en muchos casos el desenlace puede ser sumamente trágico.

Determinados comportamientos ponen en duda la presunta inocencia de los más pequeños. Convertir la crueldad en un juego, sentirse fuerte al humillar al débil o cargar contra el que es diferente son actuaciones propias de la condición humana que deshumanizan a la víctima y al acosador.

Sin embargo, los dos no se encuentran en el mismo nivel. Como sociedad, representada a través de instituciones como el sistema escolar, debemos defender al agredido porque, en muchas ocasiones, es víctima de una doble injusticia. Sufre la violencia y, a la vez, se siente acusado de no saber gestionar un conflicto que le supera. Se problematiza su situación y, con frecuencia, recurre a esconderse avergonzado o, peor aún, se autocastiga mientras los agresores se amparan en la presunta ingenuidad de la infancia.

El sistema escolar fomenta la educación emocional, la competencia ciudadana, personal y social, el trabajo cooperativo, la prevención de la violencia, los valores democráticos… pero tal vez no es suficientemente eficaz para atajar de raíz, sin dilación, situaciones de injusticia que se ensañan con niños y adolescentes castigados por el capricho de sus compañeros.

El bullying no es un problema moderno, pero resulta escandaloso que se siga repitiendo en una sociedad moderna.

____

Josep Oton es catedrático de Historia y secretario de la Fundación Episteme.

El calendario: Un ejercicio de poder

Si se cambia el calendario es para demostrar quién manda (o quién pretende mandar), tal como se ha hecho en otros periodos históricos. Es una manera de echar un pulso con el profesorado, simulando contar con la aquiescencia de las familias. Parafraseando a Orwell podríamos decir: “Quién controla el presente (autoafirmando su poder), controla el futuro (determinando los calendarios); quién controla el futuro, controla el pasado (borrando de la memoria lo que había antes)”.

 

Josep Otón

El calendario es un gran invento de la humanidad. Permite adaptar la vida a las variables climatológicas, así como realizar previsiones con el fin de planificar las actividades y, también, conmemorar acontecimientos significativos para un colectivo.

Las diversas civilizaciones han desarrollado sistemas, algunos de muy sofisticados, para gestionar el tiempo; sistemas que han propiciado grandes adelantos científicos en campos como la astronomía, la botánica o la ingeniería.

Sin embargo, desde el punto de vista sociológico, establecer un calendario es un acto de poder. No explicaré ejemplos históricos para no ofender a nadie, pero es evidente que la implantación de una determinada manera de contar los días es una medida cuyo objetivo es imponer un modelo de sociedad. Preguntas cómo “¿desde qué fecha empezamos a contar los años?” o bien “¿cuáles son las celebraciones principales durante el año?” no son, en modo alguno, cuestiones intrascendentes. Además, recordamos que la jornada laboral de cinco días o las vacaciones han sido una conquista de la lucha de los trabajadores.

El calendario escolar en Cataluña es motivo de una fuerte controversia. A menudo se plantea como un problema de los docentes que no quieren renunciar a sus vacaciones. No es así. Maestros y profesores siempre empiezan a trabajar el primer día de septiembre.

También se argumenta que esta medida promueve la conciliación familiar. Si bien a menudo enseñanza y conciliación familiar pueden ser términos complementarios, el objetivo de la educación no es atender a los niños para permitir que los padres puedan ir a trabajar.

Hay otras entidades cuya función es encargarse de entretener a los pequeños, pero quizás la Administración no se quiere hacer cargo. La educación del tiempo libre está pensada para realizar este cometido: ofrecer actividades durante los fines de semana y las vacaciones.

Por otro lado, como se tienen que mantener los días lectivos, las familias se tendrán que espabilar para encontrar soluciones, no ya los primeros días de septiembre, sino los días denominados “de libre disposición”. Se trasladará el problema de unas fechas a otras.

El curso no empezaba a mediados de septiembre por un motivo arbitrario, sino climatológico. En nuestra latitud, todavía hace mucho calor en septiembre y no se puede estar en unos espacios que no son adecuados. Las aulas están pensadas para ser utilizadas en otras épocas del año. Por supuesto, no basta con instalar algún ventilador.

Quizás sería más fácil organizar durante los primeros días de septiembre actividades de tiempo libre subvencionadas. Además, sería una buena transición para los niños que evitaría el cambio brusco entre las vacaciones con la familia y la enseñanza reglada dentro del aula.

No, si se cambia el calendario es para demostrar quién manda (o quién pretende mandar), tal como se ha hecho en otros periodos históricos. Es una manera de echar un pulso con el profesorado, simulando contar con la aquiescencia de las familias.

Parafraseando a Orwell podríamos decir: “Quién controla el presente (autoafirmando su poder), controla el futuro (determinando los calendarios); quién controla el futuro, controla el pasado (borrando de la memoria lo que había antes)”.

No es un problema de vacaciones, sino de imposiciones.

____

Josep Oton es catedrático de Historia y secretario de la Fundación Episteme.

Tecno-educación: Retos y desafíos

¿Qué tecnologías se están empleando en las aulas? ¿Cómo interfieren en el desarrollo de los menores y adolescentes? ¿Se emplean adecuadamente en los ámbitos académico y social? ¿Cómo deben las familias y los profesores abordar los usos y efectos de estas aplicaciones tecnológicas? Para responder a estas preguntas, Fòrum Episteme presenta el webinar «Tecno-educación: Retos y desafíos» con la participación del físico, lingüista y docente, Toni Hernández y la periodista y escritora, María Zabala.

 

Para acceder al webinar clica sobre la imagen:

Antoni Hernández. Físico, lingüista y doctor en Ciencias Cognitivas. Es profesor de tecnología en la UPC. Doctor y máster en Ciencia Cognitiva y Lenguaje (Lingüística). Su línea de investigación se centra en el ámbito educativo. Como autor ha elaborado más de veinte libros de texto y material didáctico audiovisual.

María Zabala. Periodista y escritora, con más de veinte años de experiencia como consultora de comunicación, especializada primero en biomedicina y después en tecnología y sociedad digital. Responsable de la plataforma iWomanish, en la cual comparte información sobre la convivencia responsable e informada con la tecnología. Autora del libro Ser padres en la era digital (Plataforma Editorial, 2021).

Modera: Eva Serra, directora ejecutiva de la Fundación Episteme.

Forum en formato seminario virtual “webinar” celebrado el lunes, 27 de febrero de 2023.

Idioma: castellano.

Webinar: «Tecno-educación: Retos y desafíos»

¿Qué tecnologías se están empleando en las aulas? ¿Cómo interfieren en el desarrollo de los menores y adolescentes? ¿Se emplean adecuadamente en los ámbitos académico y social? ¿Cómo deben las familias y los profesores abordar los usos y efectos de estas aplicaciones tecnológicas? Para responder a estas preguntas, Fòrum Episteme presenta el webinar «Tecno-educación: Retos y desafíos» con la participación del físico, lingüista y docente, Toni Hernández y la periodista y escritora, María Zabala.

 

El acto telemático tendrá lugar el lunes 27 de marzo a las 18:30 horas.

Puede realizar su reserva gratuita clicando aquí o sobre la imagen:

 

 

 

La segregación social entre centros, un dudoso problema del sistema escolar

La cuestión que se aborda en este trabajo, firmado por Julio Carabaña catedrático de Sociología de la Educación de la UCM, es si la segregación social puede considerarse un problema del sistema educativo o más bien debe verse como un agregado de problemas a nivel local. El resultado principal es que la segregación social entre escuelas en España, comparable a la de los países de la OCDE, tiene, sin embargo, consecuencias muy pequeñas sobre los resultados escolares (bajo “efecto pares”).

 

El trabajo trata primero de la magnitud de la segregación social en las escuelas, someramente de sus efectos sobre los recursos y los resultados en otros aspectos de la vida, y, en extensión, de su efecto sobre los resultados académicos.

Presenta, en segundo lugar, un análisis de los datos PISA 2012 comparando la segregación social y sus efectos en el rendimiento en España con los de los 65 participantes en PISA 2012. En tercer lugar, extiende este análisis a España entre 2003 y 2018, y a sus comunidades autónomas (CC. AA.) y a otras variables en 2018.

En cuarto lugar, se examina si el efecto es igual para todos los niveles de posición social o si difiere de unos a otros y, por último, se resumen los hallazgos y se añaden algunas reflexiones sobre su importancia para la política.

El resultado principal es que la segregación social entre escuelas en España, comparable
a la de los países de la OCDE, tiene, sin embargo, consecuencias muy pequeñas sobre
los resultados escolares (bajo “efecto pares”); tan pequeñas que resulta muy dudoso que
puedan reducirse más todavía mediante medidas políticas que, además, tendrían costes
muy altos.

Acceder al informe completo

Europa y la exploración del espacio

Misiones de la Agencia Espacial Europea (ESA)

 

Seminario dedicado a «Europa y la exploración del espacio: misiones de la Agencia Espacial Europea (ESA)». Con la ponencia de Juan Miró, quien ha trabajado durante 27 años en la Agencia Espacial Europea (ESA), en programas espaciales en el área de ciencia, observación de la tierra, vuelos tripulados, navegación por satélite y cohetes.

 

Para acceder al webinar clica sobre la imagen:

 

• Juan Miró Carretero. Máster en Astronomía y Astrofísica por la Universidad Internacional de Valencia. Máster en Ingeniería Industrial, especialidad Técnicas Energéticas por la Universitat Politècnica de Catalunya. Estudios de postgrado sobre Tecnología Nuclear en la Technische Universität de Múnich, en la Eidgenössische Technische Hochschule de Zúrich y en INSEAD.

Modera: Eva Serra, directora ejecutiva de la Fundación Episteme.

Forum en formato seminario virtual “webinar” celebrado el miércoles, 22 de febrero de 2023.

Idioma: castellano.

Actualidad

Sala de lectura

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad